Goodbye Steve
En un fútbol en el que la capitanía de un equipo, además de un honor es una gran responsabilidad, ser capitán del Liverpool son palabras mayores. Por lo tanto, que el capitán del histórico club inglés anuncie su marcha a final de temporada, es poco menos que la noticia del año en la ciudad del Mersey. A partir del año que viene, el número ocho de los reds y su brazalete, quedarán huérfanos del mejor jugador red de la última década. Gerrard se va, pero su recuerdo quedará siempre entre los aficionados del Liverpool.
Pocos son los jugadores, que pueden presumir de tener tanto cariño por parte de la afición del Liverpool cómo Steven Gerrard. Quizá Dalglish, Keegan o Rush estén un peldaño por encima de Steve en el escalafón de cariño de Anfield, pero el actual capitán red se ha ganado un sitio en la historia del club. La suya no es una carrera prolífica en títulos, sobre todo en cuanto a Premier League se refiere, de la que parece que se retirará sin conseguir un solo título, pero sí en grandes tardes de fútbol. El año pasado, sin ir más lejos, el Liverpool tuvo el título al alcance de su mano, gracias a la temporada superlativa de Luis Suárez, pero también gracias a un Gerrard que completó uno de sus mejores años de profesional. Como si de un capricho del destino se tratase, el día del partido clave ante el Chelsea, un inoportuno resbalón de Gerrard, terminaba con el gol de Demba Ba que dejaba al Liverpool prácticamente sin opciones al título. Con el resbalón del capitán, toda la afición del Pool veía escaparse un título que se resiste desde hace casi veinte temporadas. Nadie estaba más hundido que Steve aquel día, pero esa afición que seguirá enamorada de él para siempre, se encargó de levantar el ánimo del capitán con la canción con la que lo animan siempre. Atrás quedaba la arenga a sus compañeros, perfectamente captada por las cámaras, en la que les decía que no podían dejar escapara aquel título. La maldición red se volvió a cumplir, y la Premier se esfumó tras un año de muy buen fútbol en Anfield.
Tras el Mundial, donde Steve fue el eje de la selección inglesa, pero no pudo evitar el batacazo, tocaba volver a casa para preparar la que parecía la temporada de la confirmación del proyecto Rodgers. Sin embargo, la marcha de Suárez, más la poca adaptación de los nuevos fichajes, trajeron de nuevo el sabor amargo de la derrota a Anfield. Un horroroso comienzo en Premier, más un desalentador estreno en Champions, hacían sembrar las primeras dudas en la afición red. La nula puntería de cara al gol, más el romo juego ofrecido por los de Rodgers, dieron como resultado la eliminación del equipo de Champions, y la oportunidad de salvar la temporada en la Europa League. Con la Premier fuera de alcance, la Europa League se presenta cómo la última oportunidad de Gerrard de conquistar un último título con el equipo de su vida. Quizá sea poco premio para uno de los supervivientes de la final de Estámbul, aquella en la que el marcador al descanso era 3-0 para el Milan, y que los reds, de la mano entre otros de Gerrard, consiguieron dar la vuelta para llevarse en los penaltys un título que los convirtió en eternos para la afición de Anfield. Tras muchas negativas para abandonar el club de sus amores, del que no se quiso ir nunca, Gerrard se ha puesto como estación final esta temporada. La decisión ha tenido que ser dura para alguien que lleva tan dentro el Liverpool, pero seguro que lo ha hecho sopesando muchas cosas. Quizá no se vea cómo antaño, o quizá pensando en su club, se ha dado cuenta que debe de ser el primero en abandonar el club en la revolución que necesita el mismo. Seguro que a nadie le duele más que a él dejar el club de su vida, pero también es seguro que le ha tenido que costar mucho tomar la decisión de dejarlo.
Cuando la gente recuerde a Gerrard, recordará sus cambios de juego, su potente disparo, o su gran llegada al área. Precisamente Rodgers, fue el que lo reconvirtió a mediocentro, retrasando su posición para que el juego del Liverpool comenzara en él. Consumado especialista a balón parado, tanto en faltas cómo en penaltys, uno de los fuertes de Steve es el golpeo de balón. Ya sea en carrera, parado o de volea, cada golpeo de balón de Gerrard se convierte en un misil. Muchos son los goles desde fuera del área que ha marcado, y muchas las jugadas que lo convirtieron en el clásico "box to box", capaz de recuperar en su área y terminar la jugada en el área contraria. Su conexión con Suárez, Torres o Fowler, dio muchas tardes de gloria a Anfield. Maestro en el cambio de juego, aunque también en el juego en corto que domina a la perfección, Steve tenía un guante cuando centraba al área desde una banda. Gerrard es el típico centrocampista inglés, con un despliegue físico excepcional, pero con una calidad técnica superior a la media, lo que lo convierte en único. La pareja que formaba con Lampard en la selección inglesa era sublime, pero nunca terminaba de encontrar su premio. La pareja no volverá a brillar, pero será recordada por muchos. También se va de la selección sin premio, pero a veces el premio es quedarse en la memoria de los aficionados, y Steve ese ya lo tiene ganado. Gerrard ha sido un diez en pocas cosas, pero ha sido un ocho en muchas, lo que le convierte en un futbolista muy completo. Sea como fuere, tras el último partido de la temporada, Gerrard no volverá a ponerse la roja con el número ocho a la espalda. Él será el primero en echarlo de menos, cuando eche la vista atrás y recuerde esa salida al campo encabezando a sus compañeros, pasando por el famoso cartel de "This is Anfield", y saltando al campo escuchando el "You´ll never walk alone". No volverá a escuchar su canción, ni los gritos de los hinchas alentándolo en cada jugada. Todo eso quedará atrás, pero será un buen recuerdo, y el precio para convertirse en una leyenda. El primer partido en Anfield sin él será extraño, pero cómo siempre pasa en Liverpool, la afición seguro que recordará a su ídolo.
Cuando la temporada finalice, Gerrard pondrá rumbo a la MLS, en concreto a Los Angeles Galaxy, otrora hogar de su compatriota Beckham, y que se ha quedado huérfano de estrella tras la marcha de Donovan. Parece que el contrato de Steve, será de los que quitan el hipo, y que tendrá el retiro dorado que merece en tierras americanas. Mientras tanto en Anfield, los chicos de The Kop, seguirán cantando a su capitán, porque vaya donde vaya, Gerrard seguirá siendo el capitán del Liverpool.
Goodbye Steve
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