Di María en la búsqueda del reconocimiento

 Las últimas noticias sobre el futuro del argentino, en las que nos cuentan que podría estar ya traspasado al Manchester United por 75 millones de euros más 15 en variables, ponen fin a uno de los grandes culebrones del verano. El hasta ahora 22 madridista, no estaba cómodo con su nuevo status en la plantilla, ya que con las llegadas de James y Kroos parecía que "El Ángel" volvía a quedarse sin sitio en el once. Parece que ahora se va a Manchester con sueldo y condición de estrella, y seguramente de indiscutible. Allí lo espera Van Gaal con los brazos abiertos, en un equipo en el que hay muchos nuevos jugadores y una nueva idea de juego. Igual no es la mejor opción para el Fideo, pero si Manchester es su destino final, seguro que acabará brillando.


 Desde su llegada al Real Madrid, el año en el que desembarcaron Mourinho y su equipo técnico más Coentrao, el argentino siempre ha estado en el disparadero de la actualidad blanca. Llegó sin hacer mucho ruido, aunque también previo pago de una buena cantidad de euros al Benfica, en una operación "made in Mendes". Sin embargo, el argentino se convirtió en indispensable para Mourinho, y él fue el jugador que asistió a Cristiano en aquella final de Copa contra el Barcelona. Tras una gran temporada, en la que demostró el porqué de su precio, el propio Mourinho solicitó que se le mejorara el contrato. A la siguiente temporada, y coincidiendo con un tramo de bajo rendimiento del argentino, Mourinho le echó en cara que había puesto la cara por él para que le mejoraran el contrato y en aquel momento no daba el nivel de lo que cobraba. Llegaron los primeros pitos en el Bernabéu, e incluso el argentino perdió su sitio en el once inicial. Comenzaba su relación amor-odio con el público de Chamartín, con el que tendría más de un encontronazo hasta el día de hoy. 

 Desde su llegada, y coincidiendo con la llegada de otros jugadores o el cambio de temporada, el argentino siempre estaba en las quinielas para abandonar el club. Pasó la época Mourinho, y Di María volvía a estar asentado en el once. Sin embargo, y con la llegada de Bale e Isco y el nuevo entrenador Ancelotti, se volvió a especular con la salida del argentino del club blanco. Pero Ancelotti, un tipo listo, dejó claro desde el principio que contaba con el argentino para la temporada. Y así fue, la temporada empezó y Di María no era titular indiscutible, pero poco a poco se fue haciendo con un hueco en el once. En una nueva posición, en la que nunca había jugado con los blancos, acompañando a Modric y Alonso, Di María brilló aportando trabajo y desequilibrio en una zona en la que el Real Madrid lo necesitaba. Los blancos contaban con tres jugadores que no defendían, que eran Benzema, Cristiano y Bale, y Ángel tenía que sacrificarse prácticamente por los tres. Ayudaba a Alonso y Modric en la recuperación y en la elaboración, pero también era el elemento que revolucionaba el ataque madridista. Esta revolución dio muchos réditos a los madridistas a lo largo de la temporada, y las actuaciones del Fideo en la final de Copa del Rey y en la final de la Champions, en la que fue jugador del partido, fueron claves para que los blancos se llevaran el título. 

 Comenzaba esta temporada con su club, tras una gran actuación del argentino en el Mundial, en el que una inoportuna lesión le dejaba sin jugar una final que se merecía por como había jugador todo el campeonato. Di María se presentaba a entrenar con el equipo, y los habituales rumores sobre la marcha del argentino volvían a sonar cada vez más alto. La llegada de Kroos, ya hacía pensar que el sacrificado en el once blanco sería el Fideo, y esto se asumía con total naturalidad. Quizá esa sea una de las causas de la marcha de Di María, que cuando llegaba alguien, fuera quién fuera, Ángel se quedaba fuera del once siempre como primera opción. Luego llegó James, previo pago de 80 millones, con el único mérito de hacer una gran Copa del Mundo, al igual que Di María, pero el nuevo siempre es la novedad y en la final de la SuperCopa de Europa, James fue titular. El Madrid se llevó el título, pero la noticia seguía siendo a donde iría Di María. Sonaba el PSG, que se retiró de la puja por que Di María era demasiado caro, pero volvió a sonar el Mónaco, a donde Ángel no quería ir porque no le gustaba el proyecto deportivo. En la ida de la Supercopa de España ante el Atlético de Madrid, el argentino entró en la convocatoria y el plebiscito del Bernabéu fue favorable al argentino, con una ovación cuando entró en el terreno de juego. En diez minutos que estuvo en el campo, Ángel intentó hacer lo que siempre hace, descontrolar el partido y darle una velocidad más. Quizá esos hayan sido los últimos minutos del Fideo en el club blanco, pero no creo que a su hasta ahora afición le haga mucha gracia perder a uno de sus mejores jugadores. 

 El año pasado fue Ozil el que se fue, en una situación parecía a la del Fideo y el Madrid ganó la tan ansiada décima, este año es Di María y parece que al club no le preocupa demasiado. Si la información sobre los 75 millones más 15 en variables es cierta, el Real Madrid habrá hecho una muy buena venta, pero habrá perdido a un muy buen jugador. Decía Santiago Bernabéu que para el jugador que no quiere estar en el Real Madrid, la puerta siempre está abierta. Di María se va, y Ancelotti pierde a su revulsivo, a su gran arma para cambiarlo todo y revolucionar el ataque del equipo. Quizá por eso el italiano ha intentado que el argentino se quedara hasta el final, pero el deseo del jugador ha prevalecido sobre todo lo demás. Di María no se sentía querido en Madrid, y seguramente tampoco valorado en su justa medida, algo en lo que seguramente tiene la razón. Dicen que Ángel pidió más dinero, quizá en una última intentona de ver cuanto y como le valoraba el club, la respuesta de Florentino fue ofrecer más de lo que ganaba, pero para el Fideo no fue suficiente. Se va a Manchester a electrificar a los Red Devils y a poner en pie a Old Trafford, pero en los cerrados esquemas de Van Gaal, es muy difícil que un jugador como Di María se asiente sin darle su propio sello. Todo depende de la manga ancha del holandés, pero igual Paris, con un juego más "alegre" sería mejor destino para el argentino. Veremos que sucede finalmente, pero el Real Madrid pierde a un enorme jugador y puede que termine pagando por ello cuando empiecen los problemas. 

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