Supercampeón de España con todas las de la ley

 El guión del partido estaba escrito de antemano, todos sabíamos lo que iba a pasar, y eso no excluía a Ancelotti. El Atleti tenía un plan preconcebido, y no le pudo salir mejor a los rojiblancos. Ni siquiera se habían cumplido dos minutos de partido, cuando un balón largo de los colchoneros caía en la cabeza de Mandzukic. El croata peinaba el balón ante la pasividad de Varane, y a la vez asistía a Griezmann que era marcado por Ramos. El francés, ante la falta de intensidad en el marcaje de Ramos, ganaba el balón al camero y asistía de nuevo a Mandzukic. Con Varane de nuevo despistado, y con una marca muy blanda sobre el croata, Mandzukic se quedaba en franca posición para disparar contra la meta de Casillas. El croata ajustaba el balón al palo de Iker, que no podía hacer nada ante el lanzamiento del croata. Así empezaba la Supercopa, con una bocanada de aire para el Atleti y un golpe a la línea de flotación madridista.


 El partido había comenzado con una baja importante para los blancos, Cristiano no era de la partida, y esto hacía que James ocupara su posición. En el lateral izquierdo, Coentrao ocupaba el sitio de Marcelo con la clara intención de evitar las contras colchoneras. Sin embargo, tras el tempranero gol del Atleti, el centro del campo colchonero se cerró y Simeone se guardó la llave para el resto del partido. Kroos, Modric y Alonso estaban en horizontal muchas veces, y eso facilitaba la labor de los Gabi, Koke, Tiago y Raúl García. La presión atlética comenzaba en Mandzukic, y proseguía con Griezmann y el resto del equipo. El croata cuajó una actuación magnífica en lo que a trabajo se refiere, con constantes controles de balón y aguantando el mismo para descargar en sus compañeros. El Real Madrid no podía superar las líneas tan juntas que le presentaba el Atlético, y eso hacía que el juego no tuviera más historia que la que el Atlético quería. Sin embargo, y tras un periodo de asentamiento en el campo, el Real Madrid comenzó a mover mejor el balón. 

 Si algo tiene este Atleti, es que te empuja con su presión a las bandas, y eso hace mucho daño al Real Madrid, que en el ataque en estático tiende a irse al centro por las características de sus jugadores. Con el partido en esa diatriba, apareció James. El colombiano, que en defensa partía en la posición habitual de Cristiano, se movía su posición natural en el centro cuando el equipo atacaba. Un par de pases filtrados de Alonso y Kroos, encontraron al colombiano que fue el jugador que más peligro llevó a la meta de Moyá. Primero con dos grandes disparos, y después con una asistencia a Bale que casi termina con gol del galés, James llevó el peligro a una zaga atlética que ya se había echado varios metros atrás. El Atleti ya esperaba una contra para matar el partido, y mientras tanto aprovechaba los balones largos para buscar a un Mandzukic que estuvo imperial en el juego aéreo y en la pelea con los centrales. La primera parte terminaba con la sensación de que el Real necesitaba cambiar algo, y que el Atleti debía adelantar su defensa si no quería meterse en problemas. 

 Tras la reanudación, y en un cambio que no se entiende muy bien, Cristiano entraba al campo por Kroos. El alemán, que no había hecho demasiado en la primera parte, dejaba el centro del campo para Modric y Alonso, con James como enganche final. El Real comenzó a intentar llegar, pero el cerrojo atlético era demasiado para una delantera que no se prodigaba demasiado en desmarques. Cristiano no estaba al cien por cien, Bale no se acomodaba sin espacios y Benzema estaba totalmente fuera del partido. Por todo ello, se entiendo poco el cambio de Kroos, ya que el Real ya no necesitaba contención y sí creación. Quizá lo mejor para los blancos, hubiera sido que Alonso se quedara en el banquillo y Kroos tomara la manija del equipo. Ancelotti cometió ahí el primer error, y el Atleti disfrutaba de los espacios en el centro del campo que dejaban los blancos. Raúl García era el enlace con Griezmann y Mandzukic, y Koke se convertía en un pivote más junto a Tiago y Gabi. La defensa colchonera, con un hoy despistado Juanfran por momentos, estuvo como siempre impecable. El único lunar que le pondría, es que Moyá no se atreve a salir tanto como Courtois, y el equipo lo nota. Esa seguridad que inspiraba el belga, no la inspira el balear de momento, pero puede causarle algún problema a los colchoneros. El tiempo pasaba, Simeone ya expulsado, no movía el banquillo, pero Ancelotti probaba el plan de la final de la Champions. Isco entraba por James, en el segundo error de Ancelotti, y se iba a la banda izquierda a intentar buscar un hueco. El siguiente en salir fue Marcelo, que entró por Coentrao para ganar más profundidad. El plan b no funcionaba, y Simeone comenzó a mover el banquillo. Primero Griezmann dejó su sitio a Jiménez, para dar frescura al ataque. El tiempo pasaba, y nada le funcionaba al Real, que se estrellaba una y otra vez ante el muro colchonero. El Cebolla entraba por Mandzukic, y el estadio se rendía al croata que se había fundido en los ochenta y cinco minutos que había jugado. El Real lo intentó en los minutos finales, pero ni con Ramos de delantero consiguió hacer un remate a puerta en condiciones. Cristiano no apareció, y parece que el portugués no estaba en las mejores condiciones para jugar el partido. La heroica no le sirvió a los blancos, y con la entrada de Saúl por Raúl García que también recibió la ovación de su público, el partido quedaba ya totalmente finiquitado. El partido moría, y el título se iba tiñendo cada vez más de rojiblanco. Fernández Borbalán pitaba el final, y el Calderón estallaba en un grito que los hacía campeones. 

 Este Atleti ha cambiado jugadores, ha visto como sus estrellas se han ido a otros clubes, pero la esencia sigue siendo la misma. Este Atleti no es un equipo con figuras, es un EQUIPO con mayúsculas, y el esfuerzo no se negocia seas quién seas. Hoy, el recién llegado Mandzukic se vació durante el tiempo que estuvo en el campo al igual que sus doce compañeros que también participaron. Este equipo tiene interiorizado lo que tiene que hacer, todos saben lo que hay que hacer y cuando hay que hacerlo, y eso los convierte en un equipo muy difícil de parar. El Real por su parte, debería haber previsto lo que le esperaba y no volver a cometer los mismos errores que en la ida. El colapso en el centro del campo era previsible, e igual haber juntado a James e Isco hubiera sido más productivo que cambiar a uno por el otro. El Atleti es justo campeón de la Supercopa, y el subidón de moral que le proporciona para la Liga es inmenso. Ahora espera una temporada muy larga, y veremos si los éxitos del año pasado pueden repetirse, pero todo apunta a que este Atleti no dejará de pelear ningún título. 

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