Scolari, Van Gaal o como olvidarse de un estilo

 Ayer vimos en Belo Horizonte la casi eliminación de Brasil, ante una Chile que peleó hasta el final y que solo sucumbió en los penaltys. Hoy hemos visto en Fortaleza, como la subcampeona del mundo casi paga cara su racanería ante México. Los dos equipos, tradicionalmente emblemas del juego alegre y ofensivo, son ahora todo lo contrario a lo que otrora fueron.



 En un Mundial en el que no está destacando precisamente el buen juego, salvo algunos minutos de Alemania y las licencias en ataque que de vez en cuando se permiten USA, Bélgica o Colombia, el juego combinativo no destaca demasiado. Tenemos a Holanda o Brasil que basan su juego en una defensa rocosa, la de Holanda por acumulación y la de Brasil por físico y potencia, pero aún así ninguna de las dos defiende bien. Brasil quedó retratada en varias ocasiones ante Chile, sobre todo en el gol de los chilenos que viene de una mala entrega de balón de Hulk en un saque de banda, que deja al descubierto las vergüenzas de la zaga brasileña. En Holanda, la defensa de cinco de Van Gaal funcionó contra España, pero sufrió contra una Australia que con muy poco casi les da un susto. Hoy contra México, Gio volvió loca a la defensa él sólo, y cuando Herrera lo quitó del campo, el ataque mexicano se volvió más previsible y la cándida defensa holandesa respiró. El caso es que holandeses y brasileños, antiguos exponentes del "Fútbol total" y del "Jogo Bonito", han enterrado en el armario lo que un día los hizo diferentes. La camiseta que un día vistieron Pelé, Garrincha, Jairzinho, Tostao, Rivelino, Sócrates, Zico y compañía, la portan hoy los Ramires, Luiz Gustavo, Paulinho y Fernandinho. Brasil ha pasado de ser el mejor equipo del mundo tratando el balón, a ser uno de los que menos lo quiere. Scolari no quiere la posesión por tenerla, solo quiere el balón cuando lo roba y puede salir rápido para buscar a Neymar o Hulk. También cuando tiene un balón parado, o cuando dispone de la posesión en propia cancha sin peligro. Brasil ya no quiere el balón, y así Brasil sufre. Pero esto no es nuevo, Felipao ya hizo lo mismo en Corea y Japón cuando fue campeón, la diferencia es que contaba con unos tal Ronaldo, Rivaldo y Ronaldinho que tapaban la idea inicial de Scolari con su descomunal talento. Ahora solo tiene a Neymar, y a veces a Hulk, y no porque no tenga jugadores de calidad arriba, sino porque no le interesan. Por poner un ejemplo, Lucas Moura ve el Mundial desde su casa, en vez de estar con la Seleçao y ser una ayuda para un Neymar que a veces está demasiado sólo. 

 Por su parte Holanda, que en su día gracias a Rinus Michels y Cruyff entre otros cambió la concepción del juego radicalmente, haciendo de su juego un fútbol total, es ahora un equipo que se guarda para buscar a Robben y Van Persie en una galopada. Holanda tiene un equipo en regeneración, con Van Persie, Robben, Sneijder y De Jong como únicos supervivientes de la final de Sudáfrica ante España en el once inicial, pero no parece suficiente razón para un cambio de mentalidad tan brusco. Van Gaal, que quizá sea el menos holandés de todos los entrenadores holandeses, cree que es mejor protegerse de los que tienen el balón, como hizo contra España, que tenerlo. Como a Scolari, a Van Gaal le interesa tener el balón cuando puede correr, o cuando lo tiene sin peligro de que se lo roben. Hoy su tacañería casi le cuesta un disgusto, ya que hasta que México marcó no decidió irse arriba. Dio entrada en el campo a Depay, sacó a Kuyt de su puesto de lateral izquierdo, y comenzó a buscar a Robben en tres cuartos, que es donde hace daño y no en su propio campo. Bien es cierto que el clima no era favorable, pero tampoco para los mexicanos que si que tenían claro lo que querían. La posterior bajada de intensidad de los de Herrera, unido a que se echaron demasiado atrás, hicieron el trabajo para los de Van Gaal, además de los errores defensivos. Una picardía de Robben, en la que Márquez cayó, fue la salvación de una Orange que faltando quince minutos estaba fuera del Mundial. 

 La conclusión es que Brasil y Holanda ya no son lo que eran, y no porque no tengan jugadores para hacerlo, sino porque sus entrenadores no quieren. Es tan lícito como lo que hacían antes, y una forma de ganar como han demostrado ayer y hoy, pero en mi opinión, si juegas así pendes de un hilo, y la suerte no va estar siempre de tu lado. Sin embargo si terminan ganando, nadie se acordará de como jugaban, ni de que ya no querían el balón como antaño, eso será parte de la historia igual que su título. Mientras tanto, a los que han visto a Brasil disfrutar con el balón, o a Holanda manejar el cuero como nadie, se les hace raro verlos ahora. Scolari y Van Gaal apuestan por lo de ahora, pero algunos preferimos lo de antes. Quién os ha visto, y quién os ve. 

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