Luis Aragonés, y tal ...
Jose Luis Aragonés Suárez Martínez, jugador y sobre todo, entrenador de fútbol. El sabio de Hortaleza, nombre que adquirió de su hermano y del barrio de su procedencia, anunciaba hoy su retirada de los banquillos.
La noticia de la retirada de Luis ha sido portada durante buena parte del día, y es que el personaje lo merece. Este artículo, va dedicado a un entrenador especial. Un entrenador, que comenzó a serlo el día después de dejar de ser jugador. Nacido en Hortaleza en 1938, Aragonés es el entrenador que más partidos ha dirigido en Primera División, además de campeón de Europa con la selección española. Pero para llegar a eso, que es el final, haremos un breve repaso a la carrera del Sabio.
Luis comenzó su carrera cómo jugador en el Getafe, club que le dio paso al Real Madrid. Cómo en la Casa Blanca no gozaba de oportunidades, ya que en aquel momento el Real Madrid tenía una de las plantillas más gloriosas de su historia, Luis fue cedido a diferentes equipos. Recreativo, Hércules, Úbeda y Plus Ultra, precedieron a su cesión al Oviedo. Fue en el club ovetense, donde Luis consiguió debutar en Primera. Su cesión terminaba y regresaba al Real Madrid, club del que se desvincularía para fichar por el Betis. En el conjunto hispalense, Luis encontró el sitio que necesitaba para crecer cómo jugador. Tras tres temporadas en el conjunto verdiblanco, Luis daba el salto al que sería el equipo de su vida. El Atlético de Madrid, sería el último club cómo jugador del de Hortaleza. A los dos años, ya había conquistado una Liga y una Copa. Era un equipo en el que coincidió con los Peiró, Gárate y compañía haciendo del Atlético un equipo campeón. La gran virtud de aquel equipo, era algo que luego cómo entrenador Luis utilizó mucho, la contra.
En su trayectoria cómo jugador colchonero, Luis se hizo con tres Ligas y dos copas. Pero el partido de su vida, quizá el de la vida de todos los Atléticos, lo disputó en el Estadio de Heysel. El 15 de Mayo de 1974, quedó grabado a fuego en la memoria de todos los atléticos, y también en la de Luis. El Atlético, jugaba la final de la Copa de Europa contra el Bayern de Munich. En un partido que necesitó de prorroga, una genialidad de Luis en el 114, dejaba el título al alcance de la mano de los colchoneros. Aragonés colocó el balón, y con un soberbio lanzamiento de falta superaba a la barrera bávara. El balón entró por toda la escuadra, y la celebración de Luis era la de todos los atléticos. Cuando parecía que el equipazo alemán, que contaba con Beckenabuer, Müller y Maier entre otros se rendía, llegó el momento fatídico. Schwarzenbeck, que según cuenta la leyenda, ya se iba para el vesturario, lanzaba un zapatazo desde más de 30 metros que se colocaba en la portería de Reina (padre). El sueño atlético se esfumaba, y en la repetición del partido dos días después, los alemanes arrollaban a los colchoneros por 4-0.
Tras jugar diez partidos en la 74/75, el club le ofrece ser entrenador del equipo. Luis acepta, y comienza su carrera cómo entrenador. Ese mismo año, tras la negativa del Bayern a jugar la Intercontinental contra Independiente, Luis llevaba a su equipo a ser Campeón del Mundo. El éxito más sonado de la historia del club, llegó de la mano de su entrenador más carismático. A partir de ese año, comenzaba una de las carreras más movidas de la historia del fútbol español. Con el Atlético ganó una Liga, se fue y volvió hasta que finalmente se fue al Betis. Una jornada duró su aventura de verdiblanco, para volver al Atlético y ganar una Copa y una Supercopa. Tras cuatro temporadas en el club de sus amores, fue reclamado por el Barcelona que había despedido a Venables. Allí, ganó una Copa del Rey y llevó al equipo a la parte de arriba de la tabla. Luego entrenó al Espanyol, para volver de nuevo al Atlético de Madrid. Vuelve a ganar otra Copa con los colchoneros, y en 1993 se va al Sevilla. Tras dos años en la capital hispalense, se va a Valencia, donde tendrá uno de sus míticos encontronazos con Romario. Tras su etapa ché, se vuelve a Sevilla, pero al Betis. Su etapa sevillana tocaba a su fin, y Luis se iba al norte. El Oviedo era el nuevo destino del Sabio, club en el que estaría una temporada. Al año siguiente, Luis se iba a Mallorca, donde consigue quedar tercero en Liga.
Sin embargo, la llamada de emergencia del club de sus amores, lo hacía volver a casa. El Atlético de Madrid, que militaba en Segunda división, reclamaba a su mito para obrar el objetivo de volver a la élite. Luis ascendía con el club, y tras una temporada en Primera volvía a Mallorca. En la isla, en el que fue su último año cómo entrenador de club en la Liga, consiguió la permanencia y dejó su registro en 757 partidos en Primera. La selección llamaba a la puerta de Luis, y le serviría para poner el broche final a su carrera. Su palmarés cómo entrenador, se saldaba con una Liga, cuatro Copas, una Supercopa y la mítica Intercontinental. Cuando Luis fue elegido para el cargo, la prensa española dijo que era un seleccionador de consenso. Al principio, todo eran halagos para el de Hortaleza, pero pronto empezaron las críticas. La eliminación en el Mundial de Alemania a manos de la Francia de Zidane, unido a la polémica de Raúl si o Raúl no, pusieron a Luis en el disparadero. Tras haber anunciado su marcha tras el Mundial, decidió continuar al frente de la selección.
La Eurocopa del 2008, era la última oportunidad para el Sabio de triunfar con la Roja. Sin embargo los problemas en la fase de clasificación, hicieron subir las críticas hacia Luis y su gestión. Raúl dejó de acudir a las concentraciones, y junto a él otros veteranos cómo Michel Salgado y Cañizares. En un partido en el que Albelda no podía jugar, Luis decidió apostar por un centro del campo con jugadores pequeños. El experimento salió bien, y Albelda tampoco volvió a la selección. La cita de Austria y Viena se acercaba, y el único debate era si Raúl iría convocado o no. Luis siguió en sus trece, y dejó a Raúl en casa. Los periodistas, que estaban esperando el primer resbalón para cargar contra Luis, vieron cómo España arrollaba a Rusia en el primer partido con un gran juego. El partido ante Suecia fue más complicado, pero el postrero gol de Villa daba el triunfo a los de Luis. Con la selección ya clasificada, Luis decidió dar el partido de Grecia a los menos habituales. Aún así la selección se llevó el partido, y todos los jugadores tenían el premio de haber jugado.
Llegaban los cuartos de final, la barrera psicológica histórica del cuadro español, y además contra Italia. El partido ante los italianos fue un choque de estilos, por un lado el toque español y por el otro el orden defensivo italiano. El partido tuvo bastantes ocasiones, pero al final de los noventa minutos llegó la prorroga. Parecía que nuevamente saldría cruz para los españoles, ya que la lotería de los penalties decidiría el partido. Casillas cumplía con su misión, y Luis Aragonés decidía que Cesc tenía que tirar el penalty decisivo. Cesc no había tirado nunca un penalty en un partido oficial, pero Luis decidió que tendría que ser él. El de Arenys cumplió, lanzó con tranquilidad y dio el pase a las semis. El jubilo estallaba entre los jugadores, pero Luis se limitó a apretar el puño y marcharse al vestuario. La semifinal contra Rusia, fue un paseo militar para los españoles. Con un fútbol de fantasía, los de Aragonés se plantaban en una final continental cuarenta y dos años después.
Aquella noche en el Ernst Happel de Viena, Luis culminaría su carrera con el título que lo haría eterno. En un partido con mucho ritmo, el gol de Torres daba el título a los españoles. Luis se iba siendo campeón, dejando a la selección en la cima europea y dejando un estilo de juego. Los que antes lo criticaban por no llevar a Raúl, lo idolatraban, Se iba por la puerta de atrás, con una polémica sobre si renovaba o no. Se fue a Turquía, al Fenerbache, donde su aventura sólo duró un año. Tras la aventura otomana sonó para muchos clubes, pero nunca se concretó nada. Y desde aquel día en Turquía, Luis nunca ha vuelto a entrenar, y por lo que hemos sabido hoy, no volverá a hacerlo más.
Este es un pequeño resumen de la carrera de Luis, pero su legado es más que eso. Es un entrenador que se ha hecho a sí mismo, que ha pasado por infinidad de clubes y terminó su carrera cómo seleccionador. Nos deja frases para la historia, cómo que tenía el culo pelao, o que no le cabe el pelo de una gamba. Gracias a él, supimos que tenía un amigo sexador de pollos, y que su tía la pipera sabía más que él y tal. Zarandeó a Reyes para decirle que era mejor que Henry, provocando un incidente internacional en el que se le acusaba de racista. Agarró a Eto'o tras ser cambiado, y no le dio un cabezazo de puro milagro. Pidió a Romario que le mirase a los ojitos. Llamó Wallace a Ballack, antes de salir a la final de la Eurocopa, para que sus jugadores vieran que tenían que salir relajados. En la charla previa, dijo que tenían que buscar al rubio (Schweinsteiger) que se calentaba cómo una mona, provocando una carcajada entre sus jugadores. Luis era un motivador, un genio del banquillo. Todos sus jugadores hablan bien de él, y por algo será. Un dato curioso, es que siempre trató a sus jugadores de Usted. La explicación era fácil, pasó de ser su compañero a su entrenador en sus inicios, y debía tratarlos a todos por igual. Genio y figura, podrá haber gustado más o menos, pero Luis ha sido un grande.
Hoy se termina la carrera de un entrenador que quizá no tiene un gran palmarés, pero que ha ganado una Eurocopa. No es el que más ligas ha ganado, ni el que más copas, pero su registro de partidos será difícil de batir. Por todo lo que ha dejado, y lo que ha enseñado. Gracias Luis, y tal ...
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