Atleti, Atleti, Atleti y Atleti

 Todo estaba preparado en el Camp Nou para una final, porque el partido de hoy lo era. Con la única diferencia de que al Atlético le bastaba con no perder, y el Barça necesitaba ganarle a un equipo al que no le había ganado en toda la temporada. El Camp Nou cantaba el himno a pleno pulmón, imitando al acto intimidatorio de Brasil en la final de la Confederaciones en aquella noche en Maracaná.


 Los lesionados volvían para la final, y eso comenzó a notarse pronto. Piqué, que volvía tras su lesión de cadera, llegaba tarde al poco de comenzar el partido y se llevaba por delante a Koke. El central culé vería la amarilla, lo que hacía la situación peligrosa teniendo que enfrentarse a Costa en una posible carrera. Costa, que forzaba para jugar una de las dos finales que le restaban al Atlético, no quería perderse un partido tan importante si podía aguantar el dolor. El hispano-brasileño arrancaba una contra, saliendo con su potencia habitual, pero a mitad de camino se paraba y dejaba el balón para centrarse en el dolor. Simeone le pedía que se tirara al suelo, Costa obedecía pero era consciente de lo que iba a perderse, la final de hoy y probablemente la del sábado. Las lágrimas de Diego en el banquillo eran la de todos los aficionados colchoneros, y la cara de Simeone era un poema. El Mono Burgos intentaba consolarlo, pero Diego se deshacía en lágrimas ante la idea de perderse los dos partidos más importantes de su vida. 

 Desde la lesión de Costa, todo el partido cambió. El Atlético, entró en un estado de shock tras la lesión de su estrella. El Barça tampoco imponía un ritmo alto, pero el atleti se le veía como al boxeador que va a seguir peleando tras levantarse de la lona. Martino salió sin Xavi, dejando la creación para Iniesta y Cesc. Messi arriba, con Pedro y Alexis en las bandas eran las bazas culés para llevarse la Liga. Sin embargo cuando el Atlético parecía levantarse del golpe, un encontronazo entre Cesc y Arda, terminaba con el turco retorciéndose en el suelo. Volvían a saltar las alarmas en el cuadro colchonero, y el poema que era la cara de Simeone tras la lesión de Costa se volvía aún más dramática. Segundo cambio atlético, y segunda desgracia. Raúl García entraba por Arda, al igual que antes lo había hecho Adrián por Costa. Todo parecía torcerse para el Atlético, y el desastre rojiblanco parecía que iba a consumarse con el gol de Alexis. En la única ocasión clara de la primera parte para el Barça, un mal control de Messi se convertía en una perfecta asistencia para el chileno. El chico maravilla, en un disparo seco, metía el balón por toda la escuadra de Courtois. El meta belga, que nada pudo hacer, encogió las manos pensando que el balón se iba fuera. El Camp Nou enloquecía, y acariciaba una Liga con la que hace tres semanas no se contaba. El Atlético rozaba el K.O., y el Barça la gloria. Los culés solo tenían que aguantar el resultado, pero el Barça no es especialista en defender y su ADN le obligaba a irse hacia delante. En otra época, el conjunto culé se limitaría a mover el balón de un lado a otro, pero este Barça ya no funciona así. Demasiada impreciso, y con muy poca movilidad en sus jugadores, el Barça era muy previsible para un bien colocado Atlético. En los últimos minutos, y con el Atlético buscando el empate, la primera parte llegaba su fin y nos enseñaba lo que sería la segunda. 

 Comenzaba la segunda parte sin cambios, pero con el mismo guión que el final de la primera. El Atlético queriéndose ir arriba, y un Barça sin ideas que no sufría en el marcador porque iba por delante, pero daba la misma impresión que en los últimos partidos. Un Messi que en la primera parte tocó tres balones, uno lo dio al Atlético, otro lo envió fuera y el tercero fue el mal control que propició el gol de Alexis, estrenaba su nuevo contrato paseando por el césped del Camp Nou cual feliz jubilado. Como pasó en la primera parte, cada vez que el balón caía en los pies de Pinto el estadio se estremecía. El Atlético lo sabía, y presionaba al del Puerto de Santa María para buscar un error. Los córners se sucedían, y en uno de ellos el Atlético consiguió lo que buscaba. A la mal colocada defensa azulgrana en los córners, se sumó el acierto de un Godín que entró como una flecha al centro de Koke. El gol hacía en ese momento al Atlético campeón, y comenzaba un nuevo partido. El Barça tenía que volver a irse arriba, y el Atlético estaba encantado de esperarlo. En un nuevo contratiempo del partido, Busquets caía en el centro del campo con un pinchazo en la cadera. Song entraba por el medio centro culé, cuando quizá los más sensato hubiera sido dar entrada a Xavi y retrasar a Cesc para recuperar el control del balón e intentar ganar la Liga. El Atlético se echó muy atrás, y buscaba una contra para matar el partido y el campeonato, pero no llegaba. Neymar entraba por Pedro, y Martino ponía toda la carne en el asador para intentar ganar la Liga. Un gol anulado a Messi, fue la ocasión más clara después del gol atlético, pero el Barça quería sangre y se iba con todo arriba.

 En un movimiento que dejaba clara la idea de Simeone, Adrián que había entrado por Costa dejaba el campo para que entrara el uruguayo Sosa. Adrián no estaba corriendo, y Simeone necesitaba compromiso en el campo. No se puede estar jugando uno la vida, e ir andando a los balones. El tiempo pasaba y el Atlético contemporizaba, sabiendo que el empate le valía y jugando con la desesperación culé por encontrar el gol. Una falta a favor del Atlético, en la que Godín casi asiste para que Villa marcara, dejó nuevamente en evidencia la nula preparación culé de las jugadas a balón parado cuando les toca defender. Xavi entraba por un Cesc al que el estadio pitaba, quizá en el que pueda haber sido su último partido en el Camp Nou, pero igual el cambio para ganar el partido era quitar un central y jugártelo todo. El Barça se topaba contra un muro, pero un muro que no se descomponía y que el Barça no tenía ideas para tirar. El Atlético ya no podía ni salir a la contra, con un Villa físicamente desecho y con el centro del campo más pendiente de no perder la posición que de tener el balón. Tres minutos de alargue, tres minutos para vivir o para morir en la orilla. Piqué ya hacía rato que era delantero centro, y era la esperanza culé para ganar la Liga. Pinto subía en el último córner, y el partido parecía que iba a morir ya. Neymar perdía el balón en la banda, Matheu pitaba y la la Liga tenía dueño. El Camp Nou reconocía al justo campeón, y gritaba Atleti, Atleti para felicitar al campeón y dar un palo a sus jugadores.

 El Atlético es el justo campeón, ha sido el más regular, ha demostrado lo que es un equipo de fútbol con todas las consecuencias. Una presión en bloque, donde cada jugador da la vida por su compañero, donde cada jugador sabe lo que tiene que hacer, donde todo tiene un objetivo y donde lo único importante es el Atlético. Hoy Simeone ha entrado en el Olimpo colchonero, y junto a él todos los jugadores de una plantilla que pasará a la historia como lo hizo la del 96. Hoy hay un señor de Hortaleza, sentado en algún sitio sólo, como le gustaba a él en las celebraciones, orgulloso de su equipo y de sus jugadores. Por él, por que hoy parecía que volvería a ser el pupas, porque se lo merecen y sobre todo porque han sido los mejores. Enhorabuena a todo los atléticos y mi más sincera felicitación para un hombre, Diego Pablo Simeone. Lo que ha conseguido usted, cuando cogió aquel equipo que estaba perdido y lo que tiene hoy, sencillamente es para quitarse el sombrero. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Resume Barcelona-Granada

Último baile en Berlín

Sobre la vuelta de Bezema