Y así se tira una Liga

El partido de Zorilla tenía trampa para el Real Madrid, un equipo que se jugaba la vida y una de las tres estaciones que le quedaban a los blancos. Un Madrid cansado, plano y ramplón tiró la Liga a la basura en el encuentro de hoy.



 Cuando al poco de comenzar el partido, Cristiano se paraba en seco y pedía el cambio, saltaban todas las alarmas en el equipo de Ancelotti. El repentino cambio del portugués, parecía una premonición de lo que iba a pasar a en lo que quedaba de partido. Modric no aparecía, Di María tampoco y Coentrao no era capaz de volver cuando le tocaba defender. Benzema no existió, Isco fue una isla y cuando Morata entró por Cristiano fue un jugador más de los vallisoletanos. El Valladolid no creaba peligro a Casillas, pero el Madrid tampoco tiraba a puerta. El resumen, un partido que parecía una pachanga veraniega, sin ritmo, sin intensidad y sin ambición.

 Cuando parecía que al Real Madrid no lo salvaría nadie, una falta al borde del área daría la oportunidad a los blancos de ponerse por delante. El recién estrenado papá Sergio Ramos, a falta de Bale y Cristiano, era el encargado de tomar la responsabilidad. El de Camas sobrepasaba la barerra, dejando como único obstáculo a Jaime. El portero de los de Pucela volaba, pero su mano blanda hizo que el balón se metiera en la portería vallisoletana. El Madrid, se encontraba con un gol que no merecía y ya solo le restaba aguantar el resultado.

 Pasó la primera parte, sin pena ni gloria y el segundo tiempo siguió el mismo guión. Los dos equipos estaban muertos, y un paupérrimo Real Madrid no encadenaba más de tres pases seguidos. El Valladolid hacía lo que podía, pero no inquietaba a Casillas de ninguna forma. El partido seguía siendo aburrido, y sin ningún tipo de peligro para ninguno de los porteros. Ancelotti sacó a Isco, para dar entrada a Illarra. La idea del italiano, no era otra que apuntalar un centro del campo que hacía aguas. Pasados los minutos, un gris Benzema dejaba su sitio a Marcelo para evitar posibles sustos. 

 Cuando el partido moría, y con los de JIM buscando el punto que los haría respirar, un córner parecía la última opotunidad pucelana. En esa misma jugada, el recién ingresado Osorio remataba ante la pasividad de la defensa blanca. El balón tocaba en Illarra, y hacía inútil la estirada de Casillas. El Madrid buscó la heróica con Ramos y Pepe de delanteros, este último cojo, pero no fue capaz ni de rematar a puerta. Antes de que el árbitro pitara el final, la imagen de Cristiano abandonando el campo era la imagen del Madrid. Un equipo agotado, sin ideas y que tiraba la Liga en un partido que no mereció ganar.

 Ahora la Liga queda en manos de Atlético y Barcelona, dejándonos una jornada final con la Liga en juego. Para eso, hace falta que ninguno de los dos pinche. Si ambos ganan sus encuentros del fin de semana, el Atlético será campeón empatando en el Camp Nou. El Barça, que daba por perdida la Liga hace una semana, tiene en sus manos ser campeón si gana los dos partidos. Veremos que pasa, pero parece que el único equipo que desea esta Liga es el Atlético y más después de ver lo de hoy. Viendo como han encarado las últimas jornadas Barça y Madrid, quizá el Atleti sea el único que la merezca...

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