Gracias Viejo

 Hoy, tras unos días luchando tras un infarto, Don Alfredo Di Stefano moría en Madrid a los 88 años. La leyenda del madridismo y del fútbol mundial, se iba a los pocos días de cumplir años. El otro día confesaba a un amigo con su peculiar sentido del humor, que seguramente no llegaría al final del partido, refiriéndose a superar los noventa años. Hoy se ha ido un grande, quizás el más grande, pero siempre quedará en el recuerdo como el futbolista capaz de todo.


 Alfredo Di Stefano nacía en Buenos Aires un 4 de julio de 1926 en el seno de una familia multicultural, ya que su padre era de ascendencia italiana y su madre francesa con raíces irlandesas. En 1945 comenzó su carrera en River, equipo en el que se daría a conocer tras un año cedido en Huracán. Tras una huelga de jugadores en Argentina, Alfredo se fue a Colombia a jugar al Millonarios de Bogotá para continuar su carrera. La Saeta ya había sido máximo goleador en Argentina, y se iba a Colombia a formar parte de uno de los mejores equipos del mundo. Jugó en Millonarios durante cuatro años, en los que fue campeón los cuatro y máximo goleador en dos ocasiones. En ese equipo, Alfredo formó parte de la mítica delantera conocida cómo el Ballet Azul, debido a la belleza de su juego y a que su camiseta era azul. En 1952, Millonarios fue invitado al torneo del 50 aniversario del Real Madrid, donde los colombianos se llevaron el título y fue visto por primera vez por Santiago Bérnabeu. Al dirigente blanco, al que le hacía falta levantar el vuelo de un club que llevaba mucho sin ganar, La Saeta lo sorprendió desde el primer momento. Sin embargo, no fue hasta la Pequeña Copa del Mundo de clubes de Caracas donde comenzaron las negociaciones. El Barcelona también había puesto sus ojos en él, y comenzó a negociar con River su pase, algo que a la larga pesaría y mucho a los culés. El Real Madrid lo hacía con Millonarios, y comenzaba una lucha que aún resuena hoy en día.  

 La FIFA medió en el caso, y cedió la responsabilidad a la Federación española que tras una larga discusión, se llegó a proponer que Alfredo jugara dos temporadas en Barcelona y dos en Madrid, algo que no convencía a ninguno. Al final, y tras varias disputas sobre quién tenía preferencia sobre el jugador, ya que el Barcelona había negociado con River, y el Madrid con Millonarios, el presidente del Barça se retiró de la puja y cedió a que Di Stefano jugara de blanco. Unos atribuyen este hecho al bajo nivel que estaba mostrando Alfredo, otros a presiones políticas para que La Saeta jugara de blanco, y otros simplemente a que el Barça se había equivocado al negociar con River en vez de con Millonarios. El caso es que Alfredo era nuevo jugador del Real Madrid, y a partir de ese momento comenzaba el ciclo deportivo más laureado de la historia del equipo blanco. Ocho Ligas de blanco, una Copa del Generalísimo, dos Copas Latinas, una Pequeña Copa del Mundo de Clubes, una Intercontinental y cinco Copas de Europa fueron el bagaje de Don Alfredo en el Real Madrid. Además, a título individual fue Pichichi en cinco ocasiones y Balón de Oro en dos, más multitud de premios individuales que se le fueron otorgando tras su retirada. 

 Con Alfredo comenzaba la época gloriosa del Real Madrid, conjunto en el que permanecería diez temporadas, y que solo abandonaría por una discusión con Bérnabeu sobre su renovación. Esto hizo que La Saeta terminara sus días de futbolista en el Espanyol, al que ya llegó con su carrera muy cuesta abajo. Volvió al Real Madrid como entrenador en 1982, pero siempre reconoció que le había dolido irse así de la que era su casa. Alfredo se dedicó a entrenar en numerosos equipos, a impartir esa sabiduría tan suya que lo hacía único. Su mayor logro cómo técnico fue ganar la Liga española con el Valencia, donde es considerado también un ídolo. Con la llegada a la presidencia del Real Madrid de Florentino Pérez, fue nombrado Presidente de Honor del equipo, y fue la cara visible del mismo en numerosos actos. Alfredo también era el Presidente de la Asociación de Veteranos del Real Madrid, y miembro activo de la misma. 

 Cuentan los mayores, los que lo han visto jugar, que nunca nadie ha sido tan bueno cómo él. Dicen que Alfredo, era capaz de jugar en cualquier posición del campo, y que era capaz de robar un balón en su área y terminar rematando el gol. Helenio Herrera dijo una vez que Pelé era el mejor solista del mundo, pero que Alfredo era la orquesta entera. Di Stefano, que jugó con enormes peloteros cómo Puskas, Gento, Rial, Kopa, Marquitos, Santamaría y un largo etcétera, siempre era el mejor. Todo el que lo ha visto, destaca su técnica, su liderazgo, su entrega, su velocidad, su capacidad goleadora, su visión de juego, pero sobre todo su elegancia. Di Stefano cambió la historia del Real Madrid para siempre, convirtiéndolo en un club ganador. Transformó el ADN blanco, y según nos cuentan fue un profesor de jugadores, ya que aleccionaba a sus propios compañeros para hacerlos mejores, como en el caso de Gento. Formó parte de las mejores delanteras de la historia, pero siempre se destacaba su trabajo defensivo. Di Stefano llevaba el 9, pero era un jugador diez. La pelota, a la que él le llamaba Vieja, lo acompañaba siempre por el pasto y obedecía a Alfredo como si la tuviera amaestrada. De hecho, su biografía se llama "Gracias Vieja", y seguro que la vieja llora hoy por él.  Nos cuentan que nunca hubo un jugador más grande, y que probablemente nunca más lo habrá, ya que vivimos en un fútbol de especialistas. Alfredo fue el futbolista total, cuando el fútbol aún no era este fútbol. Gracías a él y a muchos como él, tenemos el fútbol que tenemos hoy en día. Se fue sin jugar un partido de un Mundial, con 523 goles en 739 partidos disputados y con un palmarés enorme, pero sobre todo con el respeto de todo el mundo del fútbol. Hoy se fue un grande, quizá el que más para algunos. Para los que los hemos visto solo a pinceladas, un iniciador de todo lo que vendría después y al que el mundo del fútbol le debe muchísimo. Por todo lo que dio, y todo lo que deja, como diría Alfredo. 

 Gracias Viejo. 

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