Ronaldinho, la sonrisa del fútbol
Tras proclamarse campeón de la Libertadores con el Atlético Mineiro, Ronaldinho vuelve a la actualidad futbolística. Y esta vez, por lo único que debería haber sido noticia siempre, Ronaldinho ha vuelto, y parece que para quedarse.
El crack brasileño nacía un 21 de Marzo de 1980 en Portoalegre, como si de una premonición se tratara, el nombre de su ciudad, lleva una de las palabras que mejor definen al Gaucho, alegre. Porque desde sus inicios, Ronaldinho, transmitía alegría jugando. Su espectacular técnica y su osadía para intentar cualquier tipo de regates, acompañado de su eterna sonrisa, alegraban la vista de cualquier espectador, siempre y cuando no fuera del equipo rival. Ronaldinho empezó su carrera en el Gremio, equipo de su ciudad natal, donde ya empezó a dar muestras de su enorme calidad. Los técnicos de las categorías inferiores brasileñas, no tardaron en poner los ojos en aquel chico que ya apuntaba maneras. Eso le valió para ser convocado para el Mundial sub-17 de Egipto, donde Brasil saldría campeón. Era el primer título Mundial del Gaucho, pero no el último. Los ojos de Europa ya estaban fijos en una estrella emergente, que parecía que llegaría a lo más alto. Paris era el destino elegido para comenzar su andadura europea. El PSG era un buen trampolín para los grandes europeos y Ronaldinho no desaprovechó la oportunidad.
En el club parisino dio muestras de su enorme calidad y su enorme talento, goles de bella factura y jugadas espectaculares que hacían las delicias de los aficionados franceses. En el año 2002, Ronaldinho tenía la cita más importante de su carrera. Era convocado para el Mundial de Corea y Japón. La selección brasileña, muy renovada tras la derrota del 98 ante Francia, contaba con jugadores de la talla de Rivaldo, Ronaldo y un Ronaldinho que brilló con luz propia. En un torneo en el que Ronaldo y Rivaldo fueron los máximos goleadores brasileños, Ronaldinho se hinchó a dar asistencias y pases de lujo para sus compatriotas. El Gaucho se entendía a las mil maravillas con la pareja de ataque brasileña. En cuartos de final contra Inglaterra, un pase suyo a Rivaldo tras una jugada espectacular, ponía el empate en el marcador contra los ingleses. En la segunda parte, un pícaro Ronaldinho, lanzaba una falta de manera magistral, que con la colaboración de Seaman, se colaba en la portería inglesa. Ronaldinho se convertía en el héroe de la eliminatoria y su equipo pasaba a semifinales. La sonrisa de aquel joven Gaucho empezaba a encandilar al mundo. Tras unas semifinales contra Turquía, llegaba la ansiada final contra Alemania, en un partido muy táctico, los goles del resurgido Ronaldo, daban a Brasil el pentacampeonato. A sus 22 años, Ronaldinho ya era campeón del Mundo y el futuro le deparaba muchos más éxitos.
Tras el Mundial asiático, los rumores sobre un posible traspaso a un gran club europeo eran incesantes, la última temporada del Gaucho en Paris se convirtió en un hervidero de ofertas por el crack brasileño. Al interés del Manchester y Real Madrid, se unía el del Barcelona, equipo en pleno proceso electoral. Cuando se confirmó la victoria del candidato Laporta, la maquinaria para fichar al brasileño se puso en marcha. Sandro Rosell, vicepresidente de aquella directiva, tenía muy buena relación con el brasileño y con su hermano de su etapa en Nike en Brasil. Cuenta la leyenda que la intervención de Rosell fue clave en el fichaje del Gaucho. Finalmente el Barça desembolsó 30 millones de euros y Ronaldinho aterrizó en Barcelona en medio de una gran expectación. El día de su presentación, el crack brasileño ya encandiló a los aficionados culés, con controles y toques de balón que daban muestra de su enorme calidad. Barcelona estaba rendida a Ronaldinho antes de que debutara, cuando el debut llegó se desató la locura. En su primer partido en el Camp Nou, marcó un tremendo gol contra el Sevilla que no era más que un adelanto de lo que el Gaucho iba a ofrecer a la afición blaugrana.
El año de su llegada consiguió el subcampeonato de Liga, y fue proclamado FIFA World Player, título que conseguiría al año siguiente junto al Balón de Oro. En su segunda temporada como blaugrana, el Barça ganó la Liga y empezaba el ciclo victorioso de la era Rijkaard. Junto con los Xavi, Deco, Etoo y Giuly, Ronaldinho destapó el tarro de las esencias y llevó al Barça a conquistar en un mismo año la Liga y la Liga de Campeones, en una final que los enfrentó al Arsenal de Henry. Ronaldinho había tocado el cielo con las manos, incluso los aficionados del eterno rival, el Real Madrid, tuvieron que rendirse al brasileño tras la exhibición que dio en el Bernabéu. Ese día quedó claro que nadie superaba a Ronaldinho en aquel momento, el Mundial de 2006 parecía que iba a ser la confirmación de que el brasileño era el indiscutible rey del fútbol mundial. Pero en la cita alemana los brasileños, a pesar de presentarse con un equipo plagado de estrellas. Kaká, Ronaldo, Adriano, Robinho, Roberto Carlos y el propio Ronaldinho, no ofrecía un juego que convenciera. Este juego fue muy criticado por la prensa brasileña. En cuartos de final, la exhibición de Zidane en el que podría ser su último partido, unido al fallo de marcaje de Roberto Carlos que propició el gol de Henry, mandaba a Brasil para casa y se esfumaba la posibilidad de una nueva corona para el Gaucho.
La temporada posterior al Mundial, fue en la que comenzó el declive del Gaucho. Al Barça se le escapaba una liga que tenía ganada en las últimas jornadas, ante aquel Madrid de Capello, que obró un ejercicio de fé ayudado por los malos resultados azulgranas. Sin embargo la noticia no era esa, Ronaldinho cada vez aparecía menos por los entrenamientos, realizaba demasiadas sesiones de gimnasio y su rendimiento en el campo distaba mucho de aquel Ronaldinho que deslumbró en su llegada. El Barça ya no era aquel equipo que había deslumbrado a Europa con su fútbol y en parte era gracias a que Ronaldinho no aparecía. En la temporada siguiente cedió su sito a Henry y las apariciones del Gaucho fueron contadas, una lesión lo mantuvo apartado de los terrenos de juego durante varias semanas y Ronaldinho ya no volvió a brillar con la elástica azulgrana. La llegada de Guardiola, que no contaba con él, acabó con el crack brasileño traspasado al Milán por una cantidad menor a la que había costado y que no sería la misma en caso de que Ronaldinho estuviera a su nivel.
Y en Milán se consumó el declive, las constantes salidas nocturnas del brasileño y su baja condición física, mermaron la capacidad del Gaucho. Se escoraba a la banda izquierda y jugaba en 15 metros, terminó perdiendo su status de titular y recibió numerosas críticas. Berlusconi, en un intento por levantar el ánimo de su estrella, le hizo prometer que se tomaría la temporada en serio, pero Ronaldinho se había "retirado" y parecía que no quería volver a ser el que era. El tren del Mundial de Sudáfrica pasó para el Gaucho y en enero del 2011 rescindía su contrato con el Milán. La aventura europea del Gaucho tocaba a su fin y volvía a casa. El Flamengo fue el club que se interesó por sus servicios, las expectativas eran altas. Confiaban en que el Gaucho volviera a ser el que fue, pero Ronaldinho combinó grandes actuaciones con diversas salidas de tono. Faltas sin justificar e incluso, con una línea telefónica habilitada por el club para que los aficionados del Fla, se pusieran en contacto si encontraban al 10 en alguna de sus salidas nocturnas, acabaron por enturbiar las relaciones con la hinchada y la directiva. Las quejas de Ronaldinho porque no recibía su salario unidas a las del club por su bajo rendimiento, acabaron con la salida del astro brasileño. Tras un proceso judicial el contrato quedó resuelto. Ronaldinho encontraba nuevo destino para jugar los últimos partidos de su carrera. No parecía más que un retiro tranquilo donde dar sus últimos pasos en el mundo del fútbol, pero Ronaldinho se lo tomó en serio y parece haber salido de su letargo.
El Ronaldinho del Mineiro, no tiene nada que ver con el Ronaldinho que terminó su etapa en el Barça y pasó por Milán y Flamengo. El Gaucho bajó de peso y cogió la forma, comenzó a despuntar en el Brasileirao y se llevó el título al mejor jugador. Un Ronaldinho tan protagonista como antaño, ofreciéndose y participando en todas las acciones ofensivas de su equipo, regalando asistencias y marcando goles extraordinarios nos recuerda al Ronaldinho que fue. La sonrisa volvía a aparecer en la cara de aquel chico de Portoalegre que había asombrado al mundo, esa sonrisa que parecía haberse apagado, volvió a lucir la pasada semana cuando el Atlético Mineiro se proclamaba campeón de la Copa Libertadores. Liderados por un Ronaldinho soberbio, los mineiros se alzaban con la copa y el Gaucho se convertía en uno de los pocos futbolistas de la historia que completaba el ciclo de ganar el Mundial, la Champions y la Libertadores. Puede que muchos dieran a Ronaldinho por acabado, pero si sigue jugando a este nivel, no sería nada descabellado que participase en la cita mundialista de Brasil. Ese sería el gran colofón a la carrera del Gaucho, que tras varios años de "retiro" ha vuelto por sus fueros.
No sabemos que hubiera pasado si Ronaldinho no se hubiera dejado ir, pero estos días nos ha hecho recuperar la sonrisa, esa misma sonrisa que nos sacaba a todos cuando hacía magia en el terreno de juego. Si finalmente consigue su objetivo de llegar al Mundial, habrá consumado una nueva resurrección en el mundo del fútbol. Sea como fuere, esperemos que Ronaldinho nunca deje de sonreír. Su sonrisa nos había abandonado, pero esta semana ha vuelto a demostrar que Ronaldinho es la sonrisa del fútbol.
Parabens Crack.
El crack brasileño nacía un 21 de Marzo de 1980 en Portoalegre, como si de una premonición se tratara, el nombre de su ciudad, lleva una de las palabras que mejor definen al Gaucho, alegre. Porque desde sus inicios, Ronaldinho, transmitía alegría jugando. Su espectacular técnica y su osadía para intentar cualquier tipo de regates, acompañado de su eterna sonrisa, alegraban la vista de cualquier espectador, siempre y cuando no fuera del equipo rival. Ronaldinho empezó su carrera en el Gremio, equipo de su ciudad natal, donde ya empezó a dar muestras de su enorme calidad. Los técnicos de las categorías inferiores brasileñas, no tardaron en poner los ojos en aquel chico que ya apuntaba maneras. Eso le valió para ser convocado para el Mundial sub-17 de Egipto, donde Brasil saldría campeón. Era el primer título Mundial del Gaucho, pero no el último. Los ojos de Europa ya estaban fijos en una estrella emergente, que parecía que llegaría a lo más alto. Paris era el destino elegido para comenzar su andadura europea. El PSG era un buen trampolín para los grandes europeos y Ronaldinho no desaprovechó la oportunidad.
En el club parisino dio muestras de su enorme calidad y su enorme talento, goles de bella factura y jugadas espectaculares que hacían las delicias de los aficionados franceses. En el año 2002, Ronaldinho tenía la cita más importante de su carrera. Era convocado para el Mundial de Corea y Japón. La selección brasileña, muy renovada tras la derrota del 98 ante Francia, contaba con jugadores de la talla de Rivaldo, Ronaldo y un Ronaldinho que brilló con luz propia. En un torneo en el que Ronaldo y Rivaldo fueron los máximos goleadores brasileños, Ronaldinho se hinchó a dar asistencias y pases de lujo para sus compatriotas. El Gaucho se entendía a las mil maravillas con la pareja de ataque brasileña. En cuartos de final contra Inglaterra, un pase suyo a Rivaldo tras una jugada espectacular, ponía el empate en el marcador contra los ingleses. En la segunda parte, un pícaro Ronaldinho, lanzaba una falta de manera magistral, que con la colaboración de Seaman, se colaba en la portería inglesa. Ronaldinho se convertía en el héroe de la eliminatoria y su equipo pasaba a semifinales. La sonrisa de aquel joven Gaucho empezaba a encandilar al mundo. Tras unas semifinales contra Turquía, llegaba la ansiada final contra Alemania, en un partido muy táctico, los goles del resurgido Ronaldo, daban a Brasil el pentacampeonato. A sus 22 años, Ronaldinho ya era campeón del Mundo y el futuro le deparaba muchos más éxitos.
Tras el Mundial asiático, los rumores sobre un posible traspaso a un gran club europeo eran incesantes, la última temporada del Gaucho en Paris se convirtió en un hervidero de ofertas por el crack brasileño. Al interés del Manchester y Real Madrid, se unía el del Barcelona, equipo en pleno proceso electoral. Cuando se confirmó la victoria del candidato Laporta, la maquinaria para fichar al brasileño se puso en marcha. Sandro Rosell, vicepresidente de aquella directiva, tenía muy buena relación con el brasileño y con su hermano de su etapa en Nike en Brasil. Cuenta la leyenda que la intervención de Rosell fue clave en el fichaje del Gaucho. Finalmente el Barça desembolsó 30 millones de euros y Ronaldinho aterrizó en Barcelona en medio de una gran expectación. El día de su presentación, el crack brasileño ya encandiló a los aficionados culés, con controles y toques de balón que daban muestra de su enorme calidad. Barcelona estaba rendida a Ronaldinho antes de que debutara, cuando el debut llegó se desató la locura. En su primer partido en el Camp Nou, marcó un tremendo gol contra el Sevilla que no era más que un adelanto de lo que el Gaucho iba a ofrecer a la afición blaugrana.
El año de su llegada consiguió el subcampeonato de Liga, y fue proclamado FIFA World Player, título que conseguiría al año siguiente junto al Balón de Oro. En su segunda temporada como blaugrana, el Barça ganó la Liga y empezaba el ciclo victorioso de la era Rijkaard. Junto con los Xavi, Deco, Etoo y Giuly, Ronaldinho destapó el tarro de las esencias y llevó al Barça a conquistar en un mismo año la Liga y la Liga de Campeones, en una final que los enfrentó al Arsenal de Henry. Ronaldinho había tocado el cielo con las manos, incluso los aficionados del eterno rival, el Real Madrid, tuvieron que rendirse al brasileño tras la exhibición que dio en el Bernabéu. Ese día quedó claro que nadie superaba a Ronaldinho en aquel momento, el Mundial de 2006 parecía que iba a ser la confirmación de que el brasileño era el indiscutible rey del fútbol mundial. Pero en la cita alemana los brasileños, a pesar de presentarse con un equipo plagado de estrellas. Kaká, Ronaldo, Adriano, Robinho, Roberto Carlos y el propio Ronaldinho, no ofrecía un juego que convenciera. Este juego fue muy criticado por la prensa brasileña. En cuartos de final, la exhibición de Zidane en el que podría ser su último partido, unido al fallo de marcaje de Roberto Carlos que propició el gol de Henry, mandaba a Brasil para casa y se esfumaba la posibilidad de una nueva corona para el Gaucho.
La temporada posterior al Mundial, fue en la que comenzó el declive del Gaucho. Al Barça se le escapaba una liga que tenía ganada en las últimas jornadas, ante aquel Madrid de Capello, que obró un ejercicio de fé ayudado por los malos resultados azulgranas. Sin embargo la noticia no era esa, Ronaldinho cada vez aparecía menos por los entrenamientos, realizaba demasiadas sesiones de gimnasio y su rendimiento en el campo distaba mucho de aquel Ronaldinho que deslumbró en su llegada. El Barça ya no era aquel equipo que había deslumbrado a Europa con su fútbol y en parte era gracias a que Ronaldinho no aparecía. En la temporada siguiente cedió su sito a Henry y las apariciones del Gaucho fueron contadas, una lesión lo mantuvo apartado de los terrenos de juego durante varias semanas y Ronaldinho ya no volvió a brillar con la elástica azulgrana. La llegada de Guardiola, que no contaba con él, acabó con el crack brasileño traspasado al Milán por una cantidad menor a la que había costado y que no sería la misma en caso de que Ronaldinho estuviera a su nivel.
Y en Milán se consumó el declive, las constantes salidas nocturnas del brasileño y su baja condición física, mermaron la capacidad del Gaucho. Se escoraba a la banda izquierda y jugaba en 15 metros, terminó perdiendo su status de titular y recibió numerosas críticas. Berlusconi, en un intento por levantar el ánimo de su estrella, le hizo prometer que se tomaría la temporada en serio, pero Ronaldinho se había "retirado" y parecía que no quería volver a ser el que era. El tren del Mundial de Sudáfrica pasó para el Gaucho y en enero del 2011 rescindía su contrato con el Milán. La aventura europea del Gaucho tocaba a su fin y volvía a casa. El Flamengo fue el club que se interesó por sus servicios, las expectativas eran altas. Confiaban en que el Gaucho volviera a ser el que fue, pero Ronaldinho combinó grandes actuaciones con diversas salidas de tono. Faltas sin justificar e incluso, con una línea telefónica habilitada por el club para que los aficionados del Fla, se pusieran en contacto si encontraban al 10 en alguna de sus salidas nocturnas, acabaron por enturbiar las relaciones con la hinchada y la directiva. Las quejas de Ronaldinho porque no recibía su salario unidas a las del club por su bajo rendimiento, acabaron con la salida del astro brasileño. Tras un proceso judicial el contrato quedó resuelto. Ronaldinho encontraba nuevo destino para jugar los últimos partidos de su carrera. No parecía más que un retiro tranquilo donde dar sus últimos pasos en el mundo del fútbol, pero Ronaldinho se lo tomó en serio y parece haber salido de su letargo.
El Ronaldinho del Mineiro, no tiene nada que ver con el Ronaldinho que terminó su etapa en el Barça y pasó por Milán y Flamengo. El Gaucho bajó de peso y cogió la forma, comenzó a despuntar en el Brasileirao y se llevó el título al mejor jugador. Un Ronaldinho tan protagonista como antaño, ofreciéndose y participando en todas las acciones ofensivas de su equipo, regalando asistencias y marcando goles extraordinarios nos recuerda al Ronaldinho que fue. La sonrisa volvía a aparecer en la cara de aquel chico de Portoalegre que había asombrado al mundo, esa sonrisa que parecía haberse apagado, volvió a lucir la pasada semana cuando el Atlético Mineiro se proclamaba campeón de la Copa Libertadores. Liderados por un Ronaldinho soberbio, los mineiros se alzaban con la copa y el Gaucho se convertía en uno de los pocos futbolistas de la historia que completaba el ciclo de ganar el Mundial, la Champions y la Libertadores. Puede que muchos dieran a Ronaldinho por acabado, pero si sigue jugando a este nivel, no sería nada descabellado que participase en la cita mundialista de Brasil. Ese sería el gran colofón a la carrera del Gaucho, que tras varios años de "retiro" ha vuelto por sus fueros.
No sabemos que hubiera pasado si Ronaldinho no se hubiera dejado ir, pero estos días nos ha hecho recuperar la sonrisa, esa misma sonrisa que nos sacaba a todos cuando hacía magia en el terreno de juego. Si finalmente consigue su objetivo de llegar al Mundial, habrá consumado una nueva resurrección en el mundo del fútbol. Sea como fuere, esperemos que Ronaldinho nunca deje de sonreír. Su sonrisa nos había abandonado, pero esta semana ha vuelto a demostrar que Ronaldinho es la sonrisa del fútbol.
Parabens Crack.
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