El Liverpool se dispara en el pie, y Mourinho se mete en la pelea por la Premier

 Todo estaba preparado en Anfield para casi cantar el alirón. El You'll never walk alone atronaba Anfield antes del inicio del encuentro, mientras tanto los jugadores esperaban el comienzo del mismo en el terreno de juego. Un Mourinho, que según él pensaba más en el miércoles, contemplaba el espectáculo sin darle la menor importancia. Rodgers cantaba el himno con su afición, y parecía que nada podría entrometerse en la fiesta Red.


 Mourinho presentaba un equipo de suplentes en Anfield, cómo ya había avisado después del partido del Calderón. Según Mourinho, el partido importante era el del miércoles. Sin embargo, y con un planteamiento muy diferente al del Calderón, Mourinho presentó un equipo competitivo en Anfield. El de Sétubal, sabía perfectamente de la ansiedad con la que jugaría el Liverpool. En su campo, con la posibilidad de sentenciar la Premier y contra los suplentes blues, el Liverpool tenía que ganar sí o sí. Rodgers solo se dejaba a Sturridge en el banquillo, el ex jugador del Chelsea arrastraba unas molestias que le impidieron ser de la partida. 

 El partido empezó cómo se esperaba, el Liverpool intentando solventar rápido el partido y el Chelsea esperando su oportunidad. Sin embargo, los de Mourinho no plantearon el partido cómo en el Calderón. Lampard, Matic y Obi Mikel no eran parte de la línea defensiva, y creaban una línea por delante de los defensores. El joven Kallas, acompañaba a Ivanovic cómo central, dejando los laterales para Azpilicueta y Cole. Schurrle y Salah, eran los nexos de unión con un Demba Ba que quedaba cómo referencia ofensiva. El Chelsea, complicaba la vida al Liverpool con los movimientos entre líneas de Salah y sobre todo Schurrle. El Liverpool atacaba contra un muro, que le devolvía de vuelta todos los balones. Pero a diferencia del partido en el Calderón, el Chelsea tenía la intención de atacar para conseguir el gol que lo metiera en la lucha por la Premier otra vez. El planteamiento era el siguiente para Mou, si ganamos estamos dentro, si perdemos no pasa nada. Con esa mentalidad, el Chelsea tenía mucho más que ganar que perder. Enfrente, al Liverpool le podía la ansiedad de ganar y certificar algo por lo que lleva esperando 25 años. 

 El partido se movía en ese guión, el Liverpool miraba hacia delante sin descuidar su defensa, porque no se fiaba de la contra blue. Cómo si de una jugada del destino se tratase, uno de los mejores jugadores del Liverpool de este año, con permiso de Luis Suárez, perdía un balón incomprensible. El capitán, Steven Gerrard, cedía el balón a Demba Ba, se resbalaba y veía cómo el delantero blue se escapaba sólo hacia portería. Mignolet esperaba a Ba, pero el portero belga nada pudo hacer ante la gran definición del delantero del Chelsea. Último minuto de la primera parte, gol a favor y solo cuarenta y cinco minutos por delante. Para el Chelsea un mundo, para el Liverpool un suspiro. 

 La segunda parte cambió por completo, el Liverpool se volcaba y el Chelsea se volvía a encerrar en el área cómo en la Champions. Sturridge entraba por Lucas Leiva, en un intento de Rodgers de abrir la lata blue, pero parecía misión imposible. Mou jugaba su primera baza, y daba entrada a Willian por Salah, para así aprovechar la velocidad y calidad del brasileño. En los siguientes diecisiete minutos al cambio, el Chelsea bajó su nivel de posesión de un 35% a un 23. Al Chelsea ya no le interesaba que se jugara, y Obi Mikel y Shcurrle caían lesionados a la vez para que entraran las asistencias. Parón de tres minutos, acompañado del cambio de Schurrle por Cahill, en un cambio que demostraba claramente las intenciones de Mou. El Liverpool lo intentaba a la desesperada, un ansioso Gerrard, que quería enmendar su error del gol, dispara desde cualquier posición intentando el gol. Schwarzer intervenía con una mano abajo a un tiro del capitán red, pero el Liverpool no encontraba el hueco. Rodgers, se jugaba su última baza dando entrada a Aspas por Flanagan. Sin embargo, el gallego no pudo aportar nada a su equipo ante el ya granítico muro blue. Ni por arriba, ni por abajo, ni desde las bandas, la defensa blue era impenetrable. Demba Ba ya no podía ni con el uniforme, y rendido dejaba su sitio a Torres que volvía a Anfield. El de Fuenlabrada, fue pitado por su ex afición y posteriormente fue verdugo de sus ex.

 Cuando el partido moría, un error en el centro del campo de un Liverpool volcado, acaba en los pies de Willian. El brasileño asistía a Torres, que cómo hiciera en el Camp Nou en aquella vuelta de semifinales de Champions, tuvo todo el campo para el sólo. Sin embargo esta vez, Torres no quiso resolver, y cedió el balón a su acompañante en la carrera. Willian empujaba el balón a la red, y Mourinho estallaba en la celebración cómo se puede apreciar en la foto que encabeza este post. El Chelsea tumbaba el sueño del Liverpool, y pone en bandeja el título al City. Sin embargo, cualquier tropiezo de City, que tiene dos partidos aplazados, o Liverpool hará del Chelsea campeón. Parece que el partido si era importante para el Chelsea a juzgar por la celebración de Mou, quizá tan importante que puede valer una Premier. Pero bueno, ya todos conocemos a Mou. De haber perdido tendría la excusa del partido del miércoles, pero ahora que ha ganado, la Premier vuelve a ser una realidad. Veremos que cara nos enseña el miércoles, si la del Calderón o la de hoy. Solo Mourinho lo sabe...

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