Partido a partido, minuto a minuto, latido a latido

 La noche comenzaba con una afición entregada a la causa en el Calderón, una marea rojiblanca cantaba el himno del Atlético a pleno pulmón. La situación, recordaba a la que sufrió la selección española en la final de la Confederaciones ante Brasil. El Barça acusó esa presión, y en los primeros minutos del partido solo hubo un equipo. Mientras tanto en Munich, el favorito sufría para pasar ante un Manchester que puso el coraje que se le presupone a un equipo con su leyenda. El Bayern estaba mermado por las bajas, y sufrió demasiado para doblegar a un Manchester que mereció por lo menos pelear hasta el final. Solo un inspirado Robben, consiguió doblegar a los ingleses, que murieron con las botas puestas.



 Cómo decíamos al principio, el ambiente empujó a un Atlético que salió a por el partido desde el primer minuto. La baja de Diego Costa, solo se notó cuando cantaron las alineaciones. Adrián, del que el Cholo dijo ayer que si jugaba haría un gol, se tomó a pecho la petición del argentino. En la primera ocasión que tuvo, en la que las vergüenzas de la defensa del Barça quedaron en evidencia, el asturiano enviaba el balón al palo. En el rechace, un inspiradísimo Villa, recogía el balón y centraba al área. En el área pequeña, Adrián ganaba el duelo aéreo y asistía a un Koke que entraba sólo en el segundo palo. El gol del extremeño, hacía que el Calderón se convirtiera en una locura total. El Barça recibía el golpe, y completamente en shock, estaba al borde del K.O. En los siguientes diez minutos, el Barça no estaba y el Atlético metía más intensidad que nunca. 

 Dicen que un gran boxeador, siempre tiene una última noche en la que demostrar porque ha sido lo que fue. Siempre queda un golpe que asestar, un último puñetazo con el que demostrar al mundo que se ha sido uno de los más grandes. Hoy era la noche de Villa, y cómo hiciera Foreman en su último combate, demostró que aún le queda un último golpe para demostrar al mundo que sigue golpeando cómo solo él sabe. El asturiano disparó al poste una vez, y volvió a repetir minutos más tarde. En ambas ocasiones ganó la espalda a un Mascherano, que cuando no juega con Piqué, demuestra que no es central. Los dos tiros al palo de los colchoneros, hacían presagiar un final amargo para los culés. Sin embargo, la falta de puntería atlética, le dio emoción a la eliminatoria hasta el final del partido. La defensa atlética, que comenzaba en sus delanteros, volvía a moverse cómo un acordeón. Cerrando todos los huecos, todos los pases, anticipándose a cada jugada. Mención aparte, merece el partido de Tiago y Gabi. Tanto el portugués, cómo el capitán colchonero, dieron una auténtica exhibición de colocación y anticipación. Todo ello, acompañado del excelente trabajo de Koke y Raúl García en las ayudas defensivas, que junto con Filipe, Juanfran, Godín y Miranda dieron una nueva lección defensiva. 

 Si ayer veíamos una lección de Klopp a Ancelotti, lo de hoy de Simeone a Martino ha sido una clase magistral. En el mismo movimiento que hizo Scolari en la final de la Confederaciones, Raúl García caía a la banda de Alba, al igual que hiciera Hulk en Maracaná. Todos los duelos aéreos, los ganaba el navarro. Esto hacía que en el balón largo, siempre hubiera una segunda jugada para los colchoneros. Así llegaron las ocasiones, y el sufrimiento culé. El único que lo intentaba en el Barça era Neymar, que nos deleitó con un caño a Tiago que hizo enmudecer al Calderón. Iniesta no estaba preciso, Xavi no participaba y Messi no se presentó al partido. El argentino, no intervino en el ataque culé en todo el partido. El Barça no encontraba el hueco, porque la defensa rojiblanca no lo permitía. Pero el mal del Barça no era la gran defensa atlética, que fue magistral, sino que nadie se movía. Todo el mundo esperaba el balón al pie, menos Neymar. Alves no subía, Alba estaba cortado por Raúl García y Busquets no encontraba a quién darle el balón. La primera parte acababa, y lo mejor para los culés era el resultado con diferencia. 

 Tras la reanudación, el guión fue el mismo. El Barça no encontraba el hueco, y los cambios de Martino no tardaron en llegar. Y no se puede decir, que los cambios no fueran sintomáticos. Cesc dejaba su sitio a Alexis, en busca de profundidad y señalando al canterano cómo uno de los culpables de la poca creación culé. El Cholo reaccionaba, y segundos después quitaba a Adrián para dar entrada a Diego Ribas para mantener el balón. Villa seguía peleándose con Mascherano y Bartra, pero el asturiano no pudo terminar su "combate" con el premio del gol. La gran ocasión del Barça, vino en el único hueco que el Atlético dejó libre. Un genial pase de Xavi, dejaba sólo a Neymar que encaraba a Courtois. El gigante belga, aguantaba hasta el final y quitaba el balón al brasileño. El balón caía en los pies de Messi, y el Calderón enmudecía. Rápidamente, la defensa atlética tapaba todos los huecos. El balón iba a los pies de Alves, y el centro del brasileño terminaba con un barullo en el área, en el que Courtois se caía al suelo y casi termina con el gol de Xavi. Esa fue la gran ocasión del Barça, que no tuvo otra hasta casi el final del partido. Sin embargo, el Atlético siguió a lo suyo y tuvo las suyas. En varias ocasiones pudo sentenciar el partido, pero primero Gabi, al que se le empequeñeció la portería, y luego Koke, no supieron definir ante un muy serio Pinto. 

 Para aquel entonces, Martino había decidido quitar a un gris Iniesta, que dejaba su sitio a Pedro. El Barça terminaba con Neymar, Messi, Pedro y Alexis para intentar el empate. El Atlético seguía moviéndose cual acordeón, y los huecos no aparecían. Solo un centro lateral de Alves, que remataba Neymar, hizo que los aficionados atléticos se vieran en peligro. El cabezazo del brasileño, pasó a escasos centímetros del palo de Courtois. En ese momento el Calderón contuvo la respiración, y respiró cuando vio el balón fuera. El Atlético seguía a lo suyo, y Simeone pedía un último aliento a la afición. El Cebolla, entraba por un Villa que se fundía en un abrazo con Simeone, que simbolizaba el abrazo que le daba toda su afición por el esfuerzo realizado. Tiago y Gabi seguían a lo suyo, y Diego se movía a sus anchas ante el diezmado centro del campo culé. En los últimos minutos, el Atlético manejó el tiempo a sus anchas e incluso el Cebolla pudo sentenciar el partido, pero un sensacional Pinto despejó el remate del uruguayo. El Atlético, perdió tiempo en el córner, con Diego y Koke aguantando el balón de manera espectacular. El Barça ni siquiera la colgaba, y el Atlético despejaba cualquier atisbo de peligro a balonazos. El Calderón animaba cómo nunca, celebrando algo que ya acariciaba con los dedos. Weeb pitaba el final, y la afición rojiblanca explotaba en un grito común que se hizo uno. 

 Cuarenta años después, el Atlético de Madrid estaba en una semifinal de Champions. La mitad del estadio, ni siquiera había nacido cuando aquello pasó. Al termino del partido, y con la clasificación en el bolsillo, el estadio coreaba el nombre de su mito, Luis Aragonés. El Atlético, está solo a tres partidos de vengar aquella final que Luis se llevó a la tumba cómo el peor recuerdo de su carrera. Siempre se culpó de no aguantar el balón cómo hoy hicieron Diego y Koke, y a sus íntimos les decía que él había perdido aquella final. Hoy, esté donde esté, Luis estará orgulloso de los suyos. Cómo decía el twitter oficial del Atlético ayer por la noche, MIENTRAS OTROS DUERMEN, NOSOTROS SOÑAMOS. El sueño está a tres partidos, pero el Cholo sigue yendo partido a partido, minuto a minuto y latido a latido. El Calderón latió hoy cómo nunca, con un solo corazón que empujó a todos sus jugadores. Simeone, ha guiado a los suyos a algo que no muchos recuerdan, y que jamás podrán olvidar. El corazón, el orgullo y la competitividad del argentino han calado entre los suyos. Simeone ha convertido a este equipo, en la estructura defensiva más completa del mundo. Probablemente no sea el equipo más espectacular atacando, pero hace aquello que necesita para ganar, y gana. Hoy, el sueño colchonero está más cerca. Tres partidos, y tres posibles rivales. Bayern, Chelsea o Real Madrid esperan en el bombo. Cualquiera resultará difícil, pero si el Calderón late cómo hoy, todo será más fácil. El Chelsea, sería el rival más parecido al Atlético en la forma de entender el fútbol. El Bayern, el más cómodo para la forma de jugar colchonera, ya que los bávaros llevarían la iniciativa del juego y eso al Cholo le gusta. Y el Real Madrid, es un rival con el que se conoce demasiado, además del único equipo de Europa que le ha ganado una eliminatoria en lo que va de año. Lo ideal sería una final contra el Bayern, y cuarenta años después, tomarse la venganza de aquella fatídica final. Sería el mejor homenaje a Luis, y la mejor manera de que Simeone entrara en el Olimpo atlético. Pero para eso, aún falta el sorteo y dos partidos que no serán nada fáciles, sea contra quién sea. A no ser que el seleccionador de Honduras gane el Mundial, el Balón de Oro al mejor entrenador parece decidido ya. Lo que ha hecho Simeone con este equipo, es algo que ningún aficionado atlético olvidará nunca. 

 Partido a partido, minuto a minuto y latido a latido, el sueño está hoy más vivo que nunca.   

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