Rafinha en Vigo, se ha convertido en Don Rafael

 Tras el triunfo de Almería, en el que el Real Club Celta ha sellado prácticamente su salvación, toca disfrutar de los dos últimos partidos del 12 celeste en Balaídos. Su llegada causó una enorme expectación, y Rafinha, ha cumplido y sobrepasado las expectativas con creces.


 Recuerdo aquella tarde de verano, en la que la hinchada celeste recibía con los brazos abiertos a su nueva estrella. Rafinha, en una operación, que él y su padre tenían claro que era la mejor elección, recalaba en las filas del equipo que vio brillar a su padre. Rafinha conocía la ciudad, conocía el club y conocía al entrenador. Luis Enrique, debió dar saltos de alegría cuando se confirmó la cesión del canterano culé. La presentación de la nueva estrella celeste, reunió al mayor número de aficionados que recuerdo en la puesta de largo de cualquier jugador del conjunto olívico. La afición aclamaba a Rafinha, que saltaba al campo arropado por su familia materna, que todavía sigue viviendo en Vigo. Ese día también lo acompañaba su padre, que tuvo que salir a saludar a los aficionados tras la presentación de su hijo. En el entrenamiento posterior, todo el mundo quería ver la primera sesión de Rafinha cómo celeste. La expectación era enorme, y parecía que Rafinha ocuparía el hueco en los corazones celestes que había dejado la marcha de Iago Aspas al Liverpool. Vigo necesitaba nuevo ídolo, y el hijo prodigo volvía a casa. 

 Hijo de mito celeste y campeón del mundo, además de hermano de figura del fútbol mundial en ciernes, Rafinha venía a Vigo a demostrar que no solo era el "hijo de" o el "hermano de". La carga del apellido es una de las más pesadas en el mundo del fútbol, pero Rafinha siempre ha demostrado tener la suficiente personalidad para que eso no le afecte. Su decisión de jugar con Brasil, pese a que su hermano juega con España, da una idea de la personalidad de un Rafinha, que tiene muy claro lo que quiere en su carrera. Normalmente, los jugadores tienen la "cruz" de la comparación con su padre, o con su hermano, pero Rafa tenía doble reto. La temporada empezó, y la forma física no acompañaba a un Rafinha que llegado el minuto sesenta perdía peso en el juego celeste. A eso, había que añadir que Luis Enrique le intercambiaba de posición demasiadas veces. Rafinha dejaba destellos de su inmensa calidad, pero no llegaba a ser lo determinante que se esperaba. Sin embargo la temporada avanzó, y Rafinha se fue asentando cómo el equipo. Luis Enrique le encontró su posición, y la mejoría física del crack celeste hizo que su fútbol creciese enormemente. A día de hoy, es el buque insignia de un Celta que ya está prácticamente salvado. El Celta es un equipo que juega un fútbol alegre, con muchos jugadores de ataque y con el balón por bandera. En el engranaje celeste, la clave es Rafinha, ya que el doce celeste es el hilo conductor de todas las jugadas de ataque olívicas. Rafinha toca, asiste, rompe las líneas rivales y apoya en la salida desde atrás. Cuando Rafinha coge el balón, todo puede pasar y el aficionado que acude a Balaídos los sabe. Por eso cuando Rafa agarra el balón, el público contiene la respiración y espera que surja la magia. Rafinha, nunca defrauda a su afición y siempre les deja algún destello que los hace levantarse de sus asientos. 

 Hoy me he cruzado a Rafinha por la calle, iba vestido con una gorra y casi nadie reparaba en su presencia y los que lo hacían respetaban el paseo del crack celeste. Lo bueno que siempre ha tenido esta ciudad para los futbolistas, es que los aficionados no los agobian. Uno puede encontrarse a un jugador del Celta en cualquier sitio, y la gente no lo "acosa" en busca de una foto o de un autógrafo. El futbolista que vive en Vigo es un ídolo, y más en el caso de Rafinha, pero difícilmente se verá agobiado. Rafinha camina por su ciudad, y a la vez da sus últimos pasos con su equipo. Estoy seguro de que si el Celta y sus aficionados pudieran elegir, alargarían su cesión por un año más, pero todo apunta a que no habrá milagro. Si la sanción de la FIFA contra el Barça se hace efectiva, la vuelta de Rafinha, Deulofeu y demás cedidos será necesaria para la tan sonada revolución en la plantilla culé. De no quedarse con Rafinha en el primer equipo, cosa que dudo, creo que el Barça se planteará una nueva cesión del ahora ídolo celeste, pero esta vez a un equipo con más aspiraciones que el Celta. Para los que se quedan huérfanos de su talento en Vigo, al igual que pasó con Silva, que terminó su cesión y se fue con su magia a Valencia, el consuelo es que han visto vestir la camiseta de su equipo a un enorme jugador. Seguro que dentro de unos años, cuando Rafinha sea una figura del fútbol, el aficionado celeste podrá presumir de que su ídolo comenzó su carrera en el club de su ciudad. 

 Rafinha, se ha convertido en Don Rafael en Vigo. Ya no es el hijo de Mazinho, ni el hermano de Thiago. Es un jugador cómo la copa de un pino, que ha demostrado que puede echarse a un equipo a la espalda y conseguir lo que se propone. Ya fue mejor jugador de la Liga un mes en el que lo bordó, y ha sido el mejor del Celta este año con diferencia. Creo que no me equivoco, al afirmar que Rafinha será un gran jugador y que no dejará indiferente a nadie. El tiempo me dará o me quitará la razón, pero creo que en el partido contra el Real Madrid, en la penúltima jornada de Liga en Balaídos, el estadio le brindará la ovación y el abrazo que merece. Ojalá no sea el último, pero por si acaso. 

Gracias Rafa!

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