Resumen Celta-Barcelona

  El partido de hoy en Balaídos, nos ha servido para comprobar el fondo de armario del equipo de Martino, que sin hacer uno de sus partidos más brillantes, consiguió llevarse los tres puntos de Vigo.

 Comenzó el partido con la sorprendente alineación blaugrana, con Song y Busquets coincidiendo por primera vez en el once en la temporada. Tras el pitido inicial, el empuje del equipo celeste, que salió con un descaro que pareció sorprender a los culés, consiguió arrebatar la posesión al equipo azulgrana. Sin embargo, un fallo de Cabral en la salida de balón, dejaba a Fabregas solo ante Yoel, que tras conseguir rechazar el remate del 4 culé, veía cómo Alexis remachaba en boca de gol la primera ocasión clara del partido. A partir de ahí, el empuje del Celta se vio reflejado en llegadas claras, que un inspirado Valdés se encargó de desbaratar. Y es que el experimento del Tata, de jugar con Busquets, Cesc y Song juntos, dejaba un equipo que se partía tanto para atacar, como para defender. Cuando el Celta salía al galope, aprovechando las subidas de Alves, parecía que ni Song ni Busquets se ponían de acuerdo en quién debía hacer las coberturas. La inesperada lesión de Adriano, hizo que Montoya tuviera que entrar en el campo casi sin calentar. El Celta, con un gran Oubiña, que se percató del detalle, inclinó el campo a su derecha, donde Augusto y Mallo, intentaban percutir en la banda del recién ingresado lateral zurdo de emergencia. En el partido en el que más control del centro del campo debería tener el equipo culé, defensivamente hablando, se convirtió en todo lo contrario. Ya que las constantes apariciones de Rafinha, que se desgastó mucho durante el primer tiempo, y sobre todo un Álex López que volvió loca a toda la medular barcelonista, no reflejaban la teórica superioridad física en el centro del campo por parte culé.

  Pero el buen juego celeste, no encontraba respuesta, y por más que insistía, ya fuera por medio de Valdés o de la defensa culé, no daban el fruto deseado a los vigueses. Y el mazazo para los de la Ciudad Olívica, llegó cuando nada más reanudarse el juego en la segunda parte, un gran tiro de Fabregas, se estrellaba en el larguero, y tras escupirlo el travesaño, golpeaba la espalda de Yoel para terminar en el segundo gol culé. A partir de ahí, el sueño celeste menguaba, y suponía un golpe en las esperanzas celtistas de levantar el partido. El Celta lo siguió intentando, manteniendo su planteamiento inicial, que consistía en forzar al equipo culé a jugar en largo cada vez que el balón estaba cerca de su área. El Barça parecía conforme con ese escenario de partido, y se afilaba las uñas para los posibles contraataques. Y en una de esas contras, de nuevo Cesc, marcaba el tercero que dejaba el partido sentenciado. El Celta lo siguió intentando hasta el último minuto, pero sus intentos se fueron al traste una y otra vez. Los cambios no cambiaron el curso del partido, ya que la lesión de Aurtenetxe, obligo a Luis Enrique a dar entrada a Toni para cubrir su lateral, y tanto Mina cómo Orellana, entraron en un pieza por pieza por Augusto y Nolito respectivamente. Martino decidió reservar a sus estrellas, y tanto Xavi, cómo Neymar, se quedaron viendo el partido en un banquillo de lujo, del que sólo Iniesta y Tello pudieron salir. El primero, por el bigoleador Cesc y el extremo por el otro goleador Alexis. El palo y la mala culminación de las jugadas, privaron al Celta de un gol que merecía, pero la imagen que dejó el equipo vigués es digna de alabar.

  Las conclusiones del partido, son que el Barça, aún saliendo con una innovadora alineación, y perdiendo la posesión del balón durante muchos minutos del partido, se bastó para llevarse los tres puntos de Balaídos gracias a sus individualidades. Lo que merece una mención aparte, es la actitud del Celta. El equipo vigués, salió al campo sin ningún complejo, sabiendo que en el golpe a golpe perdería seguro. Por eso salió a morder al Barça, intentando presionar la salida del balón blaugrana, obligando a que muchas veces tuviera que jugar el balón en largo. El atrevimiento, y la osadía de los celestes, no se vio recompensado, pero bien harían en copiar el planteamiento de Luis Enrique muchos de los grandes equipos que jugarán este año contra el Barça. Por parte del Barça, lo que empieza a ser preocupante para los culés, es que Messi no termina de encontrarse fino. Leo lo intentó una y otra vez, pero no terminó de encontrar el gol, ya fuera por mérito de Yoel, o por fallo del argentino, llegando en ocasiones hasta la obcecación. El Barça no necesitó a Messi hoy, pero seguro que lo necesitará pronto, y el trabajo del cuerpo técnico del Barça es recuperarlo cuanto antes.

  Cómo nota final, destacaría que el entrenador que hoy ha puesto en ligeros aprietos al Barça, es un gran conocedor de la filosofía blaugrana, y de la mayoría de los jugadores que formaron la alineación culé hoy. Mi reflexión es la siguiente; si Luis Enrique con un equipo inferior al del Real Madrid o Atlético, ha conseguido poner en aprietos al Barça, que conseguirá hacer Guardiola con su Bayern de Munich? Puede que este año no lo veamos, o sí ...