Barça, ¿identidad pérdida?

   Mucho se ha hablado esta semana sobre la perdida de identidad del equipo culé, pero lo que no se ha comentado, es que esto no es la primera vez que sucede en Can Barça.


   El problema al que se enfrenta Martino, es similar al que se encontró Bobby Robson cuando tomó el mando del equipo culé en la época post-Cruyff. El aficionado que acudía al Camp Nou, se había acostumbrado al juego de toque que practicaba el Dream Team. Con la llegada del inglés, el equipo culé dejó de ser aquel equipo que tocaba y tocaba antes de llegar al gol. Se convirtió en un equipo con una seriedad defensiva que no tenía en la época Cruyff, pero mantuvo un gran nivel ofensivo, en parte gracias a la aparición estelar de Ronaldo Nazario, que sorprendió al mundo con una temporada para la historia del fútbol. Sin embargo, el desaparecido técnico inglés, a pesar de ganar la Recopa de Europa, Copa del Rey y la Supercopa de España, se llevó más de una pitada en el Camp Nou. El aficionado culé, estaba ya acostumbrado a otro tipo de juego. Sólo se sorprendía y maravillaba, por la mágica conexión entre De la Peña y Ronaldo, que hacía levantar de sus asientos al más crítico con Robson. 

    Pero la "culpa" de todo la tenía Cruyff, había "malcriado" al público culé, él y su Dream Team, habían regalado tantas tardes de gloria y buen fútbol al aficionado que acudía al Camp Nou, que ya ni siquiera el mejor Ronaldo podía llenar aquel vacío. Aunque el Barça ganaba, la afición se sentía huérfana de aquel fútbol que la hacía vibrar. Y probablemente, esto es lo que le pasará al Tata Martino, tiene unos jugadores que ganarán muchos partidos, jugadores que ganarían partidos incluso sin entrenador, cómo demostraron el año pasado. Pero el cambio de sistema que plantea el argentino, será difícil de digerir para la parroquia culé. No hace falta recordar, que estos últimos años, el Barça, no sólo ha ganado, sino que ha maravillado al mundo con su fútbol. 

  Ahora mismo gana, pero parece que no convence al público culé, y a su tan temido entorno. La sombra de Guardiola, penderá sobre Martino, cómo la de Johan hizo sobre Robson. Pero los resultados son los que darán o quitarán razones a los que dudan. Lo que si parece, es que ya no volveremos a ver aquel fútbol de seda que deslumbró al mundo. El estilo del Tata, aunque base su juego en el buen trato del balón, apuesta más por el balón largo a la espalda de la defensa contraria. Valdés, ha sacado más veces en largo en estos cinco últimos partidos, que en las últimas cinco temporadas. Piqué y Mascherano, han buscado a Alves y Neymar en balones cruzados en numerosas ocasiones y esto, ha dejado dos damnificados; Xavi e Iniesta. Dos jugadores, que basan su juego en la posesión del balón y el continuo trato del mismo. Puede que sea la baja forma física de ambos, pero el manchego no ha sido de la partida en varios partidos y el catalán se ha visto "tapado" por Messi en numerosas ocasiones. 

  No recuerdo un Barça, en el que Xavi no fuera protagonista desde la época anterior a Guardiola. El faro culé, parece que ha sido apagado por el nuevo sistema Martino. Quizá cuando el físico vuelva a acompañarle, volvamos a verlo más participativo. Pero si la tendencia es la misma, probablemente veamos que el juego culé se vuelva más directo. No tiene nada de malo, al fin y al cabo el objetivo del fútbol es ganar, y para ello hay que meter más goles que el contrario. Pero donde el Barça había creado un cómo, parece haber aparecido un para. Es decir, de un juego en el que el vehículo para el gol era el balón, ha pasado a convertirse en un elemento más para conseguirlo, sin la necesidad de controlarlo. 

   Por primera vez, después de más de trescientos partidos, el Barça perdía el global de la posesión ante el Rayo. Un dato curioso, que en cualquier otro partido nos diría que el Barça sufrío un varapalo serio. Sin embargo, los culés, "sólo" ganaron 0-4. La conclusión, es que el Barça por primera vez tras muchos años, no necesitó el balón para ganar. Seguramente, no sea la última vez que pase esta temporada, pero si sucede en el Camp Nou, igual Martino comienza a escuchar sonido de viento.

  Sea como fuere, no podemos hablar de una pérdida de identidad, porque los jugadores son los mismos y el ADN culé es tener el balón. El Barça sigue jugando a lo mismo, pero ha modificado ciertos aspectos de su juego que los que ahora lo critican, pedían a gritos cuando el Barça perdía. Sin ir más lejos, se criticó el año pasado que el equipo no tenía un plan B en determinados partidos, algo en lo que estoy de acuerdo, pero al menos ahora parece que se están buscando soluciones para desatascar esos partidos. El tiempo y los resultados darán y quitarán razones. Pero lo que no le podemos negar al Tata, es su valentía. Cambiar algo que funciona y que está tan arraigado, es muy difícil, veremos si no es imposible.

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