El Racing, un ejemplo de profesionalidad

 Cuando a uno le preguntan por equipos históricos de la parte media baja de la tabla, el Racing es uno de esos equipos que vienen a la cabeza. Aquel mítico Racing de Setién, que goleó al Barça de Cruyff, o el Racing de Munitis y Zigic, son equipos que uno recuerda con nostalgia. La mala gestión del club, tanto deportiva cómo económica, hizo que el conjunto cántabro se viera abocado a la Segunda División B. Con una deuda astronómica, y con innumerables problemas, el Racing está metido en cuartos de final de la Copa del Rey y lidera su grupo de la 2ªB. Todo ello, sin cobrar, con jugadores prácticamente al borde de la bancarrota cómo el club, y con una afición que ve cómo poco a poco su equipo se descompone. Pese a ello, los jugadores del Racing, salen todas las semanas a jugar sin saber si ese día de cobro llegará, pero ellos siguen dignificando la profesión de futbolista.


 En el partido de hoy, en el que el viaje ya no tenía que ser tan largo cómo el de Almería, los jugadores del Racing salieron a competir nuevamente. Les esperaba una Real Sociedad que no quería sorpresas cómo la que tuvo el Almería, por ello a los diez minutos ya dominaba el partido con el gol de Mikel González. El Racing tiraba el fuera de juego, intentando pillar a los delanteros de la Real Sociedad en todas las jugadas. Ese riesgo, terminó por costar al Racing el segundo gol en contra, otra vez de Mikel González. El central txuri urdin, que se había incorporado a la jugada de ataque, terminaba rematando un centro del Chori Castro que se había quedado sólo tras la salida de toda la defensa cántabra. El centro del extremo realista, al primer toque, fue de lo mejor del partido. Parecía que la eliminatoria se acababa ahí para los racinguistas, pero tras el descanso, el gol de Vela hundía más las esperanzas cántabras. 

 A partir del tercer gol, el Racing se vino arriba, sabiendo que ya no tenía nada que perder. Los aficionados del Racing desplazados a San Sebastián, y tras soportar un diluvio durante la primera parte, veían cómo sus jugadores se iban para arriba sin miramientos. La Real, que pudo matar la eliminatoria y el partido si Seferoviv hubiera estado más acertado, vio cómo en los últimos minutos el Racing lo metía atrás. La entrada de Rubén Durán y del goleador Mariano, revolucionaron el ataque racinguista. En un centro lateral, el balón llegaba al área, donde Koné remachaba a la red con la cabeza para delirio de la afición cántabra. La Real se quedaba en shock, y el Racing creía nuevamente en el milagro. Un nuevo centro desde la banda izquierda, era rematado cómo los grandes por Mariano, con un escorzo genial. Cuando la hinchada cántabra cantaba el gol, y a los que lo veíamos en directo nos parecía que solo podía entrar, la pelota salía pegada al poste de la portería defendida por Zubikarai. Ese gol hubiera metido de lleno al Racing en la eliminatoria, y hubiera dado un buen susto a la Real, pero esta vez Mariano no consumó el milagro. El árbitro pitaba el final del partido, y los aficionados y jugadores del Racing se iban con la miel en los labios. En el partido de vuelta, el Racing puede dar nuevamente la sorpresa, pero si la diferencia fuera solo de un gol lo tendría mucho más fácil. 

 El resultado de hoy, al igual que el de Almería, es lo de menos. Lo que hay que destacar, es la profesionalidad de unos jugadores que no saben cuando van a cobrar, o siquiera si cobrarán algún día. Unos jugadores, que se recorrieron la península en autobús porque no había dinero para avión, y que si en vez de la Real les tocara el Villareal tendrían que volver a pegarse el tute. Unos jugadores, que el fin de semana, volverán a su realidad cotidiana. Saldrán a defender su liderato, sin saber si cobrarán, pero demostrando que en el fútbol la ilusión y el trabajo pueden con todo. El ejemplo que ha dado este año el Racing, tanto en Liga cómo en Copa, nos debería servir para recordar que el fútbol modesto, el que está alejado de los focos, no difiere mucho de la sociedad. En un país en el que las empresas reparten ERES, en el que cada vez hay más parados, el fútbol modesto no es más que un reflejo de la sociedad. Ojalá los jugadores del Racing cobren sus sueldos, que puedan salir adelante y que asciendan a Segunda. Seguro que cuando el ascenso se certifique, los que no les pagan querrán salir en la foto. Mientras tanto, ellos dan la cara por el club, y no dejan una de esas historias que hacen de este deporte el más grande del mundo. Pase lo que pase en la vuelta, el Racing es el campeón moral de esta Copa. Suerte!

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