Bergkamp, el cisne que tenía miedo a volar

  En estos tiempos en los que se discute sobre balones de oro, mejores jugadores del mundo y demás debates que no llevan a nada. Desde este blog, comenzaremos a hacer un repaso de grandes jugadores que nunca han ganado ningún balón de oro. Probablemente no lo merecieran, pero todos han dejado en quién les escribe una huella imborrable.


 Comenzamos el repaso con un grande, cómo casi todos los que vendrán en este serial, que quizá no ha sido tratado cómo merecía. Nacido en Ámsterdam, en 1969, Dennis Bergkamp es uno de esos futbolistas diferente al resto. El joven Dennis, cómo la mayoría de los talentos de su ciudad y su país, entró a formar parte de la cantera del Ajax a la temprana edad de 11 años. Tras pasar por todas las categorías del club ajaccied, el por aquel entonces entrenador del Ajax, Johan Cruyff, lo hacía debutar en la Eredivise a la temprana edad de 17 años. El menudo jugador, compensaba su falta de musculatura con una técnica prodigiosa. Ese estilo de juego, acompañado de su físico, hicieron inevitables las comparaciones con el "Flaco".

 Dennis no era un goleador al uso, pero eso no le impidió marcar la friolera de 122 goles en 239 partidos con el Ajax. En la temporada 89-90, sólo un tal Romario, consiguió desbancarlo del trofeo de máximo goleador del torneo holandés. A partir de ese año, y hasta su marcha al Inter, Dennis sería el máximo goleador de la Eredivise y mejor jugador holandés en el 92 y el 93. La liga holandesa, comenzaba a quedarse pequeña para el genio de Ámsterdam, y las Liras italianas llamaron a su puerta. 

 El Inter recibía al jugador con los brazos abiertos, pero la Liga Italiana no era la ideal para Dennis. Las férreas defensas que dominaban Italia en aquella época, consiguieron menguar el potencial goleador del jugador holandés. En el año de su llegada, sólo consiguió ganar la Copa de la UEFA con los italianos. La parte negativa, venía en el Calcio, donde los Interistas sólo conseguían clasificarse decimoterceros. Al año siguiente, los tiffosi empezaron a dudar de la calidad de Dennis. La afición, la prensa y Moratti, comenzaban a plantearse la posibilidad de deshacerse del crack holandés. 

  Por aquel entonces, Dennis ya había participado en el Mundial del 94 en USA. Holanda se presentaba con una gran selección, pero la campeona Brasil dejaba en la cuneta a los holandeses. Sin embargo, en ese partido, Dennis conseguía acortar distancias cuando Brasil ganaba 2-0. Los tantos de Romario y Bebeto, fueron contrarrestados por el del propio Dennis, y el de Winter a la salida de un córner. Pero el partido, tenía reservada la traca final. Un golazo de Branco, al más puro estilo Roberto Carlos, daba la clasificación a los brasileños para las semifinales. Dennis veía cómo el primer Mundial se le escapaba. 

 Tras la mala temporada en Italia, Moratti decidió venderlo al Arsenal, club en el que recalaría por 7,5 millones de Euros. Era el año 95, y lo que Dennis no sabía, era que el año siguiente recalaría en el club el hombre que mejor lo haría jugar. En 1996, Arsene Wenger se hacía cargo del club Gunner, con una filosofía de juego que beneficiaba mucho al estilo del holandés. Sin embargo Dennis, se había reservado una cláusula en su contrato, por la cual quedaba exento de viajar en avión en los compromisos del club. El pánico de Dennis a los aviones, hacía que cuando los gunners jugaban fuera de las islas, tuviera que desplazarse en coche hasta el destino días antes que sus compañeros. 

 Hasta la temporada 97/98, Dennis no se destapó cómo goleador. Ese año, que era año de Mundial, Bergkamp marcó un total de 22 goles con los de Wenger. Los gunners conseguían el doblete, Liga y FA Cup, con Bergkamp cómo gran figura. Al final de temporada, llegaba el Mundial de Francia. Dennis, formaba parte de una selección holandesa que era firme candidata al título. Los Kluivert, Davids, Seedorf, los gemelos De Boer y compañía llegaban en su momento de madurez a la cita francesa. Pero de nuevo, en semifinales, Dennis se volvió a encontrar con los brasileños. Esta vez, los cariocas no consiguieron ganar a los holandeses en los 120 minutos de juego. En la lotería de los penalties, Taffarel dio la clasificación para la final a los brasileños. Dennis, veía cómo su última opción de levantar la Copa del Mundo se esfumaba.

  Tras el mal sabor de boca que le dejó el Mundial, la nueva temporada con el Arsenal se antojaba cómo bálsamo. Pero esa temporada, terminó con el Arsenal perdiendo la Liga en la última jornada en favor del Manchester United. La temporada siguiente volvía a ser un descalabro, terminaban a 18 puntos del United y perdían la final de la UEFA ante el Galtasaray de Jardel en los penalties. Tras quedar subcampeón por tercera vez consecutiva en 2001, la temporada 2002 fue la gran temporada del Arsenal. Los gunners se hacían con la Liga, y con la FA Cup, en la que vencían al Chelsea en la final. Esa temporada, el Arsenal no perdió ningún partido, a lo que contribuyó Dennis con 15 goles. Y uno de esos quince, es el mejor gol de Dennis en su carrera. Un prodigio de técnica, calidad y definición. Bergkamp recibía el balón de espaldas a la portería, y con un autopase totalmente mágico se deshacía de su marcador. En un escorzo, más propio de un bailarín que de un futbolista, Dennis se quedaba sólo para definir ante el portero del Newcastle. Para todo aquel que no haya visto el gol, aquí le dejo el enlace para que se deleite cómo yo lo hago cada vez que lo veo. 

                                                               El gol

  La suerte para Dennis, fue que coincidió en aquel Arsenal con Pires, Henry, Kanu y Vieira para conformar un equipo que era una delicia para el aficionado imparcial. Un equipo combinativo, imaginativo y dotado de una velocidad extra en los metros finales. Su sociedad con Henry, dio muchas tardes de gloria a los aficionados gunners. En su último partido en el viejo Highbury, marcaba el gol de la victoria para los gunners en el último minuto ante el West Brom. El que fue su último partido cómo jugador del Arsenal, debería haber sido el del premio a toda su carrera, pero el Barça de Ronaldinho le arrebató la posibilidad de irse cómo campeón de Europa. Cuando el Arsenal se mudó al Emirates, el club decidió rendir homenaje al holandés con un partido entre viejas glorias del Arsenal y el Ajax. La carrera de Dennis se terminaba, pero su legado quedará para siempre entre los aficionados gunners.

 Dennis nunca ganó un balón de oro, ni siquiera fue segundo. Su mejor clasificación, fue ser tercero en un FIFA World Player. Sin embargo, cuando el que les escribe se acuerda de Bergkamp, se acuerda de un jugador de seda que sólo necesitó un lugar donde sentirse cómodo para brillar. Wenger le hizo jugar cómo en Italia no pudo, en un equipo que trataba el balón a las mil maravillas. Dennis, un jugador que se hacía miles de kilómetros en coche para jugar en Moscú, Milán, Madrid o Paris, dejaba su clase por todos los campos que pisaba. 

 Su eterna comparación con Cruyff y Van Basten, más por necesidad del aficionado holandés de sustituir a sus ídolos, que por semejanza de Dennis con ellos, no hizo ningún favor al crack holandés. Sin embargo para mí, puede que tuviera más de Van Basten que de Cruyff, por ello para mí podría quedarse con el apodo de Cisne que tenía Van Basten. La diferencia con el Cisne de Utrech, es que Dennis era un Cisne que tenía miedo a volar. Por toda la clase que destilabas, gracias Dennis. 

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