Resumen Barcelona-Espanyol

   El derby de la Ciudad Condal, nos ha dejado un partido un tanto descafeinado. Básicamente, porque el Espanyol, no decidió ir a por el partido hasta los últimos minutos del partido, y porque el Barça ha estado demasiado espeso.

   La alineación del Barça, fue la de gala, exceptuando la entrada de Montoya por el lesionado Adriano. El equipo culé, saltó al césped del Camp Nou con la intención de decantar el derby igual de rápido que el año pasado. Pero un Espanyol bien colocado, con las líneas muy juntas, repelía los ataques culés una y otra vez. En parte por mérito del Espanyol, pero también por demérito del Barça, en el que sólo Neymar se atrevía a darle una velocidad más al juego culé. Sin embargo, el resto de sus compañeros no acompañaban al brasileño, ya que todo el frente de ataque del Barça, excepto Neymar, esperaba el balón al pie. La consecuencia de esto, era un ataque estático con el que el Espanyol se sentía muy cómodo. Pasaban los minutos, y la falta de precisión de los culés, sobre todo en los centro de Alves, daban como resultado un partido plácido para la defensa periquita. La primera parte tocaba a su fin, y cómo en los últimos partidos, Messi, estuvo poco participativo. Y es que el argentino, no parece atravesar su mejor momento. Puede que sea por la lesión, o porque tenga miedo a romperse nuevamente, pero Leo, parece falta de esa velocidad y esa chispa que lo diferencia del resto de los mortales. 

   Tras el descanso, el Barça pareció ponerle una marcha más al partido, pero no parecía que fuera suficiente para perforar la meta de un inspirado Casilla. El meta espanyolista, realizó una tremenda intervención a cabezazo de Messi, pero nada pudo hacer en el gol culé. Y el gol llegó, cómo no, de mano del único jugador que aportaba desequilibrio al partido. Neymar encaró en la frontal del área, y en una jugada que parece que ya ha patentado, pasó el balón entre las piernas de dos defensas pericos y asistió a un Alexis, que sólo tuvo que empujarla. A partir de ese momento, el Barça pareció conformarse con el resultado, y como hiciera en Vigo o ante el Madrid, decidió ceder un poco el protagonismo al equipo rival. El Espanyol, que no tenía nada que perder, se vino arriba e intentó sin mucha fortuna llegar a la portería de Valdés. El Barça, que ya había dado entrada en el campo a Pedro y Cesc, que sustituyeron a Alexis y a Iniesta respectivamente, esperaba paciente para cazar una contra que no llegó. Martino tuvo que apurar los cambios, obligado por la lesión de Mascherano, al que sustituyó Bartra cuando el partido moría. El Espanyol apuró sus opciones, pero ni siquiera consiguió inquietar a la zaga culé. Los tres puntos se quedaban en el Camp Nou, en un partido bastante gris por parte de ambos equipos. 

   Las conclusiones del partido de hoy, son que el once de gala de los culés, no atraviesa su mejor momento. El Barça, sigue acaparando la posesión durante la mayoría del tiempo, eso es algo que lleva en su ADN. Pero esa posesión, en muchas ocasiones se vuelve estéril debido a la falta de movilidad. Y es que tres de los baluartes del equipo culé, no atraviesan su mejor momento. Ni Xavi, ni Iniesta, que parecen acusar la Copa Confederaciones, terminan de carburar cómo su equipo necesita. Y cuando además de esto, se une la mala noticia de que Messi no termina de encontrarse fino tampoco, vemos a un Barça poco reconocible. Un Barça espeso, en ocasiones impreciso, incluso el infalible Busquets perdió algunos balones fáciles hoy, que mantiene el balón pero que no lo utiliza para atacar como antes. Sólo Neymar, que parece haber encajado perfectamente en la filosofía culé, parece capaz de proponer algo diferente. 

  De momento, los resultados no dejan opción a la preocupación, ni siquiera a la alarma, pero el juego del Barça debe mejorar para cuando llegue lo difícil. Los culés, volverán a encontrarse a equipos que lo esperen atrás, con líneas muy juntas y defensas férreas. Y estoy seguro que con la poca movilidad que ha mostrado en los últimos encuentros, le será difícil sorprenderles. Martino tiene tiempo para mejorar, al igual que la forma de sus jugadores, pero lo que está claro, es que el Barça ya no juega a lo mismo.