Kaká, última llamada

Hace cuatro años ya de la llegada de Ricardo Izceson Dos Santos Leite, Kaká, al Real Madrid. En este periodo de tiempo, el aficionado blanco, ha estado a la espera de un momento que nunca ha llegado. La tan esperada demostración del brasileño del precio pagado por él, no llega, y el aficionado de Chamartín parece que se ha cansado de esperar.



  En el verano de 2009, tras la elección sin oposición de Florentino Pérez, se cumplía uno de los viejos sueños del mandatario blanco. Tras unas duras negociaciones con Galliani, el presidente blanco conseguía cerrar el fichaje del brasileño, pagando la nada despreciable cantidad de 65 millones de euros. El Balón de Oro del año 2007, llegaba a Chamartín con la vitola de crack. La afición madridista, que esa temporada estrenaba ídolos, Cristiano, Benzema, Xabi Alonso y el propio Kaká, esperaba la mejor versión del brasileño. Sin embargo, una lesión del brasileño, que arrastraba desde su época en el Milán, impidieron que tuviese continuidad. Unido a la negativa del brasileño a operarse, ya que ese verano había Mundial en Sudáfrica, y se presentaba como la estrella y capitán de la verdeamarela. Pellegrini no podía contar con Kaká y parecía como si Kaká se reservara para el Mundial.

  Llegaba el Mundial y Kaká, junto con su selección, caía con estrépito ante los anfitriones. Kaká seguía arrastrando sus problemas de pubis que no le permitían jugar al nivel que nos tenía acostumbrados. Un Kaká renqueante, se presentó a la pretemporada del primer año de Jose Mourinho, con la intención de convencer al portugués de que era un jugador válido para el equipo. La llegada de Ozil era un acicate para el brasileño, pues en el alemán tendría su competencia directa. Sin embargo una lesión de rodilla, tuvo al brasileño apartado de los terrenos de juego casi toda la temporada. Cuando se recuperó, Mourinho le dio minutos residuales y el brasileño pasó a tener un papel secundario.

 Arrancaba la segunda temporada del portugués en Madrid, y uno de los objetivos del técnico de Sétubal, era recuperar al brasileño en su mejor nivel, sin embargo Kaká parecía que se resentía de sus problemas de pubis, Mourinho intentó darle más protagonismo, dándole más minutos que en la temporada anterior, pero el brasileño era un suplente de lujo de un gran Ozil. Aún así, su calidad le valió para ser el máximo asistente de la Champions y jugó un total de 40 partidos esa temporada. En la que se considera su mejor temporada con los blancos, Kaká no justificaba el precio de su traspaso.

  En la pasada temporada, Kaká parecía que iba a redimirse, en un gran Trofeo Bernabéu, marcando tres goles a Millonarios, Kaká se asemejaba al jugador que había venido del Milán. Pero el nivel de Kaká, decayó y volvió a ocupar el banquillo blanco en la mayoría de los partidos. Aquellos minutos residuales, que Mourinho le había dado en su primera temporada, se convirtieron en menos en la pasada. Kaká solamente jugó 17 partidos en toda la temporada y solo aportó 5 goles. El aficionado blanco, comenzó a pitar al brasileño, cansado de esperar una continuidad que nunca llega, ya que hasta el día de hoy, el brasileño no ha demostrado que valga la cantidad que se ha pagado por él. El presidente blanco, en una reciente entrevista, afirmaba que el fichaje de Kaká estaba amortizado por los ingresos que había generado en marketing. Pero para el madridismo, no es suficiente que Kaká genere dinero, la ilusión que despertó desde el día de su presentación, no ha sido correspondida con buen juego por el brasileño.

  La llegada de Ancelotti, el técnico que lo llevó al estrellato en el Milán, parece ser la última oportunidad del crack brasileño para congraciarse con su afición. Quizá con un sistema menos hermético que el de Mourinho, el brasileño pueda contar con más minutos y demostrar su calidad, sin embargo las incorporaciones de Isco, Illarra y la más que probable llegada de Bale, hacen que las puertas de la titularidad parezcan cerradas para el brasileño. Sin embargo, si Kaká aprovecha sus oportunidades, puede convertirse en una pieza importante en el esquema del técnico italiano. Puede que Kaká esté ante su última oportunidad, si lo consigue, asistiremos a una nueva resurrección futbolística. Sino, tendremos que quedarnos con aquel Kaká que deslumbró al mundo del fútbol con el Milán y la selección brasileña. Aquel Kaká, que poseía un cambio de ritmo tan desequilibrante, que dejaba a sus rivales en evidencia. Aquel Kaká que enamoró a Europa la noche que brilló en Old Trafford. Aquel Kaká que era un prodigio de técnica y velocidad, que culminaba con un disparo a puerta sencillamente genial. Esperaremos impacientes, porque si el crack brasileño vuelve a su nivel, será una gran noticia para el fútbol.

 Mientras tanto, en manos de Kaká está recuperar su mejor versión. Es la última llamada para él, a ver si se sube al carro.

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